Roberto Carlos Chavarría Vilcatoma, presidente del Frente de Defensa Ambiental de Pichanaki, no solo ha sido identificado como el líder de los últimos actos de violencia ocurridos en esta ciudad que dejaron como saldo un muerto y decenas de heridos, y como coordinador del “Andahuaylazo” del año 2005, que cobró la vida de 4 efectivos policiales.
Según la especialista en conflictos socioambientales, Irma Montes Patiño, Chavarría Vilcatoma es uno de los principales operadores Antauro Humala Tasso en la actualidad, no solo por su capacidad en la organización de campañas de desinformación, sino también por ser un especialista coerción, teniendo objetivo desestabilizar al presente Gobierno.
Currículum del terror
Chavarría Vilcatoma nació el 27 de agosto de 1976 en el distrito de San Ramón, provincia de Chanchamayo, Junín, y ha prestado servicio militar en Pichanaki entre los años 1994 y 1996, según lo ha reconocido ante el Poder Judicial durante el juicio al que fue sometido por el levantamiento de Andahuaylas.
Durante el proceso que se le siguió junto Antauro Humala Tasso por el mencionado caso, se pudo comprobar que Chavarría Vilcatoma, como coordinador del “Etnocacerismo” en Pichanaki, fue el responsable de reclutar reservistas y dirigir al menos 10 reuniones previas a la toma de la comisaría de Andahuaylas, según ha declaró ante el Poder Judicial su propio hermano, Eliseo Chavarría Vilcatoma, quien fue incluido en dicho proceso.
En la actualidad, Roberto Chavarría Vilcatoma viene promoviendo en Junín un discurso político e ideológico radical, el cual se evidencia en algunas de sus demandas, como la derogatoria de la Ley de Hidrocarburos y rechazo al modelo económico peruano, al cual califica de “neoliberal”.
Sin representatividad en la zona
La representatividad de Chavarría Vilcatoma frente a los reclamos que promueve contra Pluspetrol en Junín ha sido rechazada públicamente en sendos comunicados por la Asociación Regional de Pueblos Indígenas de las Selva Central (ARPI); las comunidades nativas asociadas a la Organizanción Ashaninkas y Normatsigengas del Valle Pangoa (KANUJA) y la Cámara de Comercio de Chanchamayo.
Estos pronunciamientos se fundamentan en que el frente que lidera no representa los intereses de la población, sino de un grupo de personas que se oponen a las actividades e inversiones de empresas de la zona.
En ese sentido, según versión de varios pobladores de Pichanaki, en los últimos enfrentamientos en Pichanaki muchos han sido obligados a participar en las protestas lideradas, tras recibir amenazas de incendio contra sus viviendas.
Asimismo, se sabe que algunas autoridades locales cercanas a Pichanaki fueron amenazadas de muerte sino se unían al paro. Ahora continúa realizando amenazas para continuar con sus objetivos de sembrar terror y violencia en la Selva Central.