Nada mejor que saborear una buena taza de café mirando un bosque verde y a la luz de un cielo celeste y libre de contaminación. Más aun en estos tiempos de confinamiento social debido a la pandemia de la COVID-19, que nos hace reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza.
Así, cada mañana, después de su intensa jornada de trabajo en la tierra, Genaro Rimarache (43), en Cajamarca; y Herminio Altamirano (30), en Amazonas, saborean una deliciosa taza del café libre de deforestación que ellos producen en sus respectivos campos de cultivo.
Y es que ambos forman parte del proyecto agroforestal sostenible “Café Selva Norte Perú”, que se viene implementando en dichas regiones a través de la organización EcoTierra, dentro del proyecto Urapi Sustainable Land Use, con apoyo del Ministerio del Ambiente (Minam), a fin de impactar positivamente en esos territorios, en los siguientes 15 años. Para ello se cuenta con el financiamiento del fondo para la neutralidad de la degradación de las tierras (NDT) de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD).
Sabor a buen café
El proyecto “Café Selva Norte Perú” contará con 8 cooperativas participantes y 3000 pequeños productores involucrados. Con ello se espera conservar 200 000 hectáreas de bosques y convertir 8250 hectáreas a la agroforestería, además de evitar la emisión de 3 800 000 toneladas de CO2 equivalente.
El objetivo es restablecer las funciones y los ecosistemas, así como promover el bienestar de la población mediante actividades productivas sostenibles. Para este efecto, se trabaja mediante alianzas entre diversos actores, intercambiando experiencias para lograr la implementación de las 52 medidas del país con miras a la neutralidad de la degradación de la tierra (NDT), situación relacionada con la cantidad y la calidad de los recursos de tierras necesarios para mantener los servicios ecosistémicos e incrementar la seguridad alimentaria
Su estrategia está orientada a erradicar las prácticas que afectan la tierra, optimizando las actividades agropecuarias que permitan la reducción de gases de efecto invernadero (GEI), y al mismo tiempo, impulsar la rentabilidad de los pequeños productores.
Respecto a este proyecto conservacionista, la directora de Mitigación de Gases de Efecto Invernadero del Minam, Milagros Sandoval, dijo que tales acciones demuestran los beneficios de la acción sostenible en el territorio. “La transición de la cadena de valor del café hacia un modelo sostenible beneficia a sus productos y nos acerca más a la meta del país en nuestra nueva ambición climática”, sostuvo.
Por su parte, la directora de Adaptación al Cambio Climático y Desertificación del Minam, Cristina Rodríguez, resaltó que este tipo de experiencias basadas en alianzas para generar oportunidades de negocio previene la erosión y mejora el uso de los suelos, además de fomentar la conservación y la gestión sostenible de los recursos asociados a las tierras. En esa línea, dijo que, en el 2018, nuestro país registró el 17.47 % del territorio nacional como área degradada (según datos presentados por el Perú a la CNULD). “Con iniciativas como ésta, esperamos recuperar el 7.5 % de estas tierras dañadas, hacia el año 2030”, afirmó.
Acompañamiento técnico
Dicho proyecto fue presentado en una reunión realizada el miércoles 27 de enero último, a fin de articular las metas del país sobre neutralidad de la degradación de las tierras (NDT) con las contribuciones determinadas a nivel nacional (conocidas como NDC por siglas en inglés, y que constituyen la respuesta peruana al cambio climático). Ello permitirá reforzar la lucha contra la pérdida de tierras sanas y productivas, beneficiando directamente a la población que realiza dicho trabajo e indirectamente a los peruanos que necesitamos de una agricultura sostenible.
En la cita virtual, participó el representante regional de la CNULD, Pedro Lara, en cumplimiento del compromiso de brindar asistencia técnica al proceso de implementación de acciones frente a la desertificación. En ese marco, destacó que la labor del Perú para la formulación de sus metas y medidas es un referente a nivel regional. “Para que la población se beneficie de los servicios ecosistémicos asociados a los recursos de la tierra, es necesario trabajar estas acciones a través de alianzas con diversos actores, entre ellos el sector privado, a fin de facilitar una implementación efectiva en un marco de recuperación verde”, acotó.
Historias de éxito
Herminio Altamirano vive en la localidad de Calpón, provincia de Utcubamba, en Amazonas. Es socio de la cooperativa Jumarp y en el 2019 se unió a la iniciativa “Café Selva Norte Perú” para acceder al apoyo financiero, con bajo interés, e implementar el sistema agroforestal del proyecto sobre una parcela de 1,5 ha, donde sembró la variedad Villa Sarchi.
Ahora recibe la asesoría técnica del equipo de la cooperativa y del proyecto, incluyendo lo que necesita para asegurar mejores resultados: presupuesto para las actividades laborales como el deshierbo, análisis de suelo y abonamientos oportunos, entre otros. Él trabaja con su familia en los procesos de pre y post-cosecha y ahora proyecta instalar nuevas parcelas en el futuro.
En tanto, Genaro Rimarache, quien vive en la comunidad de San José del Alto, en la provincia cajamarquina de Jaén, es socio de la cooperativa “Cedros Café”. Se incorporó al proyecto del Minam en el año 2020, viendo las condiciones de bajo interés, el apoyo en la introducción de nuevas variedades y la asistencia técnica en todos sus procesos.
Anteriormente, tenía 2.5 hectáreas en café, a 2000 m.s.n.m. El acceso al financiamiento le permitió ampliar su área de producción en un espacio de 0,5 ha sobre una parcela degradada. En la tarea de cosecha cuenta con el apoyo de su familia, pero eventualmente contrata personal.