Todos los esfuerzos que actualmente se están realizando para detener la pérdida de la biodiversidad podrían ser infructuosos ante el cambio climático global, considerado como una seria amenaza para los ecosistemas más vulnerables como los bosques nubosos o yungas, advirtió el profesor Norberto Ovando, vicepresidente de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN), tras analizar la situación del Bosque de Neblina de Cuyas en la provincia de Ayabaca y del Bosque Nuboso del Parque Nacional Calilegua, en Jujuy.
“Es necesario identificar y controlar las causas de pérdida de áreas y la recuperación de la vegetación natural, para aumentar la viabilidad del ecosistema yungueño a largo plazo”, señaló el especialista.
También sostuvo que, en ambos casos, los gobiernos deben desarrollar campañas de concientización y sensibilización a nivel local y regional sobre los valores de ecoregión de las yungas, utilizando los medios de comunicación masiva. “Se debe intensificar el conocimiento de los responsables en regular y tomar las decisiones sobre el manejo de los ecosistemas boscosos”, recomendó.
En otro momento, el profesor Ovando explicó que la presencia frecuente de nubes o neblina es probablemente la característica más sobresaliente de estos ecosistemas tropicales y subtropicales.
Dijo que, por esta razón, se les denomina bosques nubosos, nublados, de niebla o nubiselvas y agregó que en Argentina y Bolivia también se les conoce como “selva de montaña de las yungas”.
“Los bosques nubosos ofrecen servicios ambientales irremplazables a la sociedad debido a su diversidad ecosistémica, a su gran variedad de flora y fauna, como proveedores de agua dulce o como fuente de recursos naturales. A pesar de su fragilidad, los bosques de niebla han mantenido gran parte de su biodiversidad”.
Impactos sobre las selvas nubosas
Aproximadamente en América Latina ocupan una superficie de 23 millones de hectáreas, que año a año se van perdiendo debido a la presión que sufre por la tala legal e ilegal para convertir las tierras en campos de cultivo, de pastoreo o explotaciones industriales. Se estima que la superficie actual que ocupan los bosques de niebla en los Andes no llega a un 10% de lo que ocuparon originalmente.
Sin embargo, aunque la mayor presión sobre los bosques de niebla es por el efecto del hombre, en un trabajo llevado a cabo por miembros de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid se ha visto que cambios en las condiciones microclimáticas afectarían muy negativamente a estos bosques.
Bosque de Neblina de Cuyas de Ayabaca
En el citado análisis, en el que participó la ingeniera Alicia Ledo Álvarez de la mencionada casa de estudios, la situación actual de la vegetación en el Bosque de Neblina de Cuyas en la provincia de Ayabaca, (situada al noreste de la región Piura, extremo occidental de la cordillera de los Andes, Perú) investigadores de la UPM han llegado a determinar que en los últimos años, se está produciendo una disminución del número de especies en las zonas afectadas por la apertura de caminos y en las zonas con más insolación.
Este cambio de especies impide, en determinados puntos, el desarrollo de los grandes árboles que antes ocupaban toda la zona.
“Una de las razones por las que parece que esos dos fenómenos están sucediendo de forma simultánea es que las condiciones locales de elevada humedad, esenciales para que existan los bosques de niebla, han disminuido en los últimos años, en parte por ruptura del ecosistema debido a la apertura de una carretera intermedia, en parte por la situación climática más seca de los últimos años”, indicó Ovando.
La Unión Mundial para la Naturaleza, a través de programas y proyectos concretos, está trabajando para la conservación de la biodiversidad y el manejo sostenible de los bosques nubosos en América Latina.