UCAYALI. Una carretera que va cortando el bosque nos conduce hasta el territorio ocupado por una colonia menonita en el distrito de Masisea en Perú. Son más de 10 kilómetros desde esta pequeña ciudad, situada en la región amazónica de Ucayali, hasta los primeros predios donde los menonitas viven hoy rodeados de su historia y costumbres.
Su arribo fue progresivo desde el 2014, cuenta uno de los protagonistas de esta migración, Isaac Zacharías Klassen, el patriarca de esta colonia y uno de los primeros en instalarse en tierras peruanas luego de dejar Bolivia.
Tras su llegada, empezaron a comprar predios ubicados en pleno bosque, que habían sido parte de un sistema de entrega irregular de tierras, como lo reveló Mongabay Latam en un reportaje publicado en abril de este año. Alrededor de 2000 hectáreas de bosques que terminaron en manos de la colonia menonita. Siete años después, por lo menos la mitad de ese espacio de selva ha desaparecido.
Las fotografías registradas en la zona muestran las marcas en el bosque, las mismas que hoy son parte de una investigación de la Procuraduría Pública del Ministerio del Ambiente y de las Fiscalías Especializadas en Materia Ambiental (FEMA) de Ucayali y Loreto. Según las primeras indagaciones, se habría arrasado en total con más de 2500 hectáreas de bosques sin contar con autorización alguna.
Durante varios días, Mongabay Latam recorrió la carretera que va desde Masisea hasta el Área de Conservación Regional Imiría, en cuya ruta están los predios ocupados por los menonitas. Inmensos espacios de bosque despejados pueden verse a ambos lados de la vía.
Las imágenes de dron muestran los inmensos campos de cultivo, principalmente de arroz, rodeados aún por tupidos bosques primarios.
La deforestación causada por los menonitas también ha llegado a dos comunidades indígenas del pueblos shipibo: Caimito y Buenos Aires. En ambas se otorgaron predios individuales dentro de los territorios comunales durante el proceso irregular de entrega de terrenos que realizó la Dirección Regional Sectorial Agricultura Ucayali (Drsau) en el año 2015. Estos predios fueron inscritos a nombre de personas que ahora no recuerdan en qué momento se convirtieron en propietarios.
En los límites de la comunidad de Buenos Aires se puede observar cómo han sido tumbados inmensos árboles que estaban dentro del territorio comunal.
Cuatro predios en la comunidad nativa Caimito y 25 en la comunidad nativa Buenos Aires fueron parte de la entrega irregular de predios, según las fichas catastrales que registró la Drsau y el Sistema Catastral para Predios Rurales del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (SICAR).
Son más de 800 hectáreas de bosques de las comunidades las que han sido entregadas a la colonia menonita, aunque solo una parte de ellas fue deforestada gracias a la reacción de los comuneros que denunciaron la tala ilegal que estaba ocurriendo en su territorio.
Ahora ambas comunidades han iniciado un proceso para que se anule la entrega de esos predios individuales que se superponen con sus territorios.
Tractores manejados por jóvenes menonitas y carretas tiradas por caballos han sido también registrados en el área, imágenes que son parte del paisaje cotidiano de esta comunidad que se ha instalado en Masisea.
Ingresar a la vida del pueblo menonita no es una tarea fácil. En general, optan por vivir apartados y mantienen férreamente sus costumbres que se reflejan en su forma de vestir, de construir sus viviendas y de mantenerse al margen de la mayoría de los avances tecnológicos como el uso de celulares.
Sin embargo, ese rechazo a la tecnología no les impide adquirir maquinaria moderna para sus actividades agrícolas. Así, en todos los predios de la colonia instalada en Masisea hay por lo menos uno de estos vehículos y en toda la ruta son muchos los tractores con los que se puede cruzar quien ingresa al territorio ocupado por los menonitas.
En el artículo Menonitas y el ambiente en América del Sur, Marc Dourojeanni, profesor emérito de la Universidad Nacional Agraria, menciona el uso muy intensivo de agroquímicos de todo tipo, incluidos abonos minerales, así como pesticidas, herbicidas, fungicidas, nematicidas y otros agrotóxicos de uso común en la agricultura intensiva, además del uso de «semillas transgénicas siempre que pueden».
Las fotografías muestran cómo la intervención del bosque amazónico es cada vez más visible.
Imagen principal:Un tractor sumergido en medio de los campos de arroz de una colonia menonita. Foto: Sebastián Castañeda Vita.
*Las imágenes fueron registradas en abril de este año.
Un reportaje fotográfico de Sebastián Castañeda Vita para Mongabay Latam.