Centenares de toneladas de hoja de coca ilegal se acumulan en galpones y depósitos de las diferentes ciudades de Bolivia sin que el gobierno de Evo Morales sepa qué hacer con esa carga.
En Bolivia, la coca tiene reconocimiento constitucional y es considerada sagrada tanto por el gobierno como por los pueblos indígenas. Sin embargo, las autoridades decomisan la coca que es transportada sin las autorizaciones oficiales, porque se presume que será destinada a la fabricación de cocaína.
El problema radica en que la incautación no está acompañada de un presupuesto para la eliminación de esa sustancia. Estados Unidos financiaba esa tarea, pero, tras el enfriamiento de las relaciones con Bolivia, la cooperación antidrogas se ha reducido drásticamente.
Actualmente, existen en Bolivia 794 toneladas de coca ilegal acumulada en depósitos.
Luis Cutipa, director nacional de comercialización e industrialización de coca, explicó que se requieren dos bolivianos de presupuesto por cada kilo eliminado, lo que lleva a deducir que para deshacerse de la coca existente actualmente se requerirán US$ 240.000.
El compromiso es financiar la eliminación de aproximadamente 500 toneladas hasta fin de año. Sin embargo, el propio Cutipa indica que el ritmo anual de decomisos de 500 toneladas significa que los depósitos estarán llenos a fin de año pese a la destrucción de la coca anteriormente incautada.