La última semana fue sacudida por el escándalo generado por la cachetada que le propinó el presidente Alan García al joven Richard Gálvez. Pero más allá de la agresión, el escándalo se genera por el intento, inútil, del presidente por silenciar a la prensa, en una muestra de intolerancia con la libertad de prensa intentando imponer su voluntad sobre qué y cómo informar.