LIMA. En el 2021, la superficie cultivada de hoja de coca en el país superó las 80 mil hectáreas frente a las 61 mil registradas un año anterior, según el informe de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida). A esta alarmante situación se le suma algo mucho peor, que solo se erradicó 5 775 hectáreas, la más baja desde hace más de 20 años.
Para el sociólogo especialista en seguridad y exministro del Interior, Carlos Basombrío, un paliativo importante “es tener una erradicación de entre 25 y 40 mil hectáreas al año. Eso ayuda a disminuir y dificulta en el país ese crecimiento. Hace que la coca se traslade dentro del territorio, pero también se puede ir fuera del país”, señaló a Inforegión.
El expresidente Pedro Castillo cambió de estrategia antidrogas, señalando que se iba a excluir la erradicación forzada de cultivos, proponiendo inexplicablemente un “pacto social” a través de un constante diálogo.
Sin embargo “(la erradicación) se trata de una medida que nunca ha sido abandonada en ningún país de la región, ya que cumple al menos un rol de control para evitar una explosión de crecimiento, se lee en la segunda edición de “Las economías criminales y su impacto en el Perú” de los autores Ricardo Valdés, Carlos Basombrío y Dante Vera.
Una de las zonas más picantes es el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), ya que convergen el narcotráfico y el terrorismo. Si bien está constituido por 69 distritos, solo en 10 se concentra el 92 % de los cultivos de coca. Los núcleos más duros son los distritos de Vizcatán del Ene, Canayre y Llochegua. Además, de Pichari, Kimbiri, Sivia, Santa Rosa, Samugari, Río Tambo y Anco. Con excepciones muy puntuales, nunca se ha erradicado cultivos de coca en el Vraem, según el informe “Las economías criminales y su impacto en el Perú”.
Para Basombrío el principal factor con relación a la producción de drogas es la demanda “que se mantiene o es creciente, mientras haya esa demanda o nuevos mercados, es más difícil combatirlo y el otro factor es la dificultad que tenemos de control territorial en la inmensidad de las zonas donde se puede cultivar”, afirma.
Asimismo, otro factor que se debe considerar es el “efecto globo”, y es que cuando se presiona en una zona de un país o dentro de un país, los cultivos se trasladan a otra zona de ese país o hacia otro país.
“Desde el 2009 y hasta el 2012, llegaron a superar las 60 000 ha, lo cual coincide con la disminución que se produjo en Colombia. Después, las cifras peruanas volvieron a su nivel anterior, mientras que se generó un aumento en las hectáreas de coca sembradas en Colombia. Luego, Colombia empieza a bajar y Perú llega a un récord de 61 777 ha en el 2020”, señala el informe.
Desde el gobierno actual urge que se cambie de estrategia contra las drogas, ya que como señalan los especialistas la erradicación cumple un rol de control y servirá para que no se dispare la producción en zonas donde no se tiene el control.