El proyecto regional LAC-Bioseguridad presentó las actividades de dos proyectos paralelos de cooperación regional sur-sur, financiados a través de una donación por 5 millones de dólares del Fondo Mundial del Ambiente, GEF y administrado por el Banco Mundial.
La iniciativa, que se desarrolla en Brasil, Colombia, Costa Rica y Perú desde 2008, tiene la finalidad de producir herramientas y metodologías científicamente comprobadas que alimenten el debate sobre la bioseguridad en países que son centros de diversidad de varios cultivos.
El Proyecto LAC-Bioseguridad es conducido por el Centro Internacional de Agricultura Tropical-CIAT (Cali, Colombia) y en el Perú es implementado por la Universidad Nacional Agraria La Molina, con el apoyo del Instituto Nacional de Innovación Agraria, INIA, y el Centro Internacional de la Papa-CIP.
La reunión en la Universidad Nacional Agraria La Molina, en la cual participaron los coordinadores regionales y nacionales de los cuatro países participantes, como también el gerente del proyecto del Banco Mundial, tuvo el propósito de informar sobre las actividades del proyecto en los cuatro países y en particular en Perú.
El coordinador nacional del proyecto, Enrique Fernández-Northcote, explicó que “en el caso del Perú la experiencia se centrará en la papa, el maíz y el algodón”.
“El conocimiento de la frecuencia de flujo de genes de papa desde variedades mejoradas comerciales, en zonas donde coexiste la producción de papa nativa y comercial, contribuirá a medir el impacto que tendría una potencial introducción de los transgénicos en el centro de origen y diversidad”, indicó.
Fernández-Northcote señaló que “si este impacto es pequeño se podría reducir significativamente la percepción que la papa comercial y la transgénica tendrían un efecto negativo sobre la biodiversidad del tubérculo. Este conocimiento permitirá diseñar un procedimiento efectivo y sensible de monitoreo para detectar la presencia de transgenes en las papas nativas y sus parientes silvestres”.
Svetlana Edmeades, gerente del proyecto en el Banco Mundial, enfatizó que esta iniciativa no tiene como objetivo promover el uso de transgénicos, sino “generar metodologías basadas en el conocimiento científico que sirvan para evaluar de manera técnica y rigurosa el riesgo ambiental y su impacto socio-económico”.
Para fortalecer el conocimiento en bioseguridad está en plena ejecución la primera encuesta de percepción pública, la cual ha sido enviada a más de 500 autoridades, agricultores, consumidores, educadores, profesionales de la salud, ambientalistas y otros actores involucrados con esta problemática en Perú.
La encuesta permitirá conocer el nivel de percepción pública acerca de bioseguridad en nuestro país e identificar las necesidades de información y los canales de comunicación para cada estamento.
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