Balance electoral

La República.  El triunfo de Susana Villarán en Lima no significa una victoria de la izquierda. El país está fragmentado; los partidos, casi extintos. La primera pregunta que surge es si el éxito de Susana no será, como lo fue el de Ricardo Belmont en 1989, el preludio de un nuevo Alberto Fujimori.

Algunos aseguran enfáticamente que no, con muchos argumentos, pero en realidad nadie lo sabe. El humor del electorado peruano es cambiante y, quizás, veinte años después busca nuevamente a alguien distinto a los “políticos tradicionales” de hoy.

Lo que sí ocurrirá es que esta situación alentará a muchos a intentar su candidatura presidencial, con las esperanza de sacarse el huachito de la lotería electoral.

¿El renacer de la izquierda?

En predios de cierta izquierda se quiere interpretar la victoria de Susana como un renacer de esa tendencia política. No parece ser el caso. Es muy posible que la votación de Susana incluya los sufragios de algunos izquierdistas convencidos, pero se trata probablemente de una pequeña fracción del enorme aluvión de votos que la llevó al triunfo.

El hecho que Fuerza Social, el partido de Susana, no haya ganado ninguna alcaldía distrital muestra claramente que no se trata de una votación partidarizada.

Pero sin duda la victoria de Susana fortalece a una centro izquierda democrática, moderna y liberal. A partir de la relevancia que ha adquirido al ganar la elección en Lima puede contribuir a fortalecer su partido y su corriente política.

Derecha fujimorista

La derrota de Lourdes Flores fue también la de una derecha reaccionaria, retrógrada y mugrienta. Para definirla en pocas palabras, fujimorista. No es que los electores de Lourdes compartan esas características, naturalmente, sino los cabecillas de su campaña y directivos de algunos medios de comunicación que la impulsaron.

Fue una campaña inmunda, plagada de calumnias y guerra sucia. Lourdes, hay que decirlo con claridad, no fue ajena a ella. Participó activamente en la misma. Lourdes entendió erróneamente que sus derrotas del 2001 y 2006 fueron por haber jugado limpio y ahora estuvo dispuesta, desde el principio, a jugar sucio. Perdió, porque su evaluación era errónea.

Hasta los grotescos estertores de su campaña, bailando y festejando un triunfo que no obtuvo en las urnas, con una sonrisa fingida, muestra el descalabro de Lourdes. Las feroces broncas de su entorno pronto estallarán, dejándola más expuesta.

Desgraciadamente muchos creen que esa derecha es la única que existe y no es así. Hay también una derecha liberal, respetuosa tanto de la propiedad y la inversión privada como de las libertades ciudadanas y los derechos humanos. Pero en el Perú son los menos.

Alan perdedor

El mito de Alan García todopoderoso, que puede influir decisivamente en una elección, sufrió un duro golpe. Primero apostó a Alex Kouri y después a Lourdes. Perdió.

Ahora parece que se dedicará a socavar a Susana desde el primer día de su mandato.

De todas maneras, sus candidatos favoritos, Luis Castañeda y Keiko Fujimori, deben estar temiendo ahora que no les bastará el respaldo de García para hacerse de la elección del 2011.

Fragmentación

En el país se ha consolidado la negativa tendencia de años anteriores. La fragmentación es total. Los partidos prácticamente han desaparecido. Han ganado caudillos locales, aunque a veces corriendo con la camiseta o a la sombra de algún partido.

Es cierto, como han observado algunos analistas, que muchos de esos líderes no son nuevos, que tienen años en la política regional. Pero eso no cambia en nada la situación. El caso más notorio es, sin duda, el del Apra. A pesar de estar en el gobierno, su desempeño ha sido desastroso.Sin su propio caudillo, Alan García, desaparece.

Mario Vargas Llosa

El Premio Nobel de Literatura que ha ganado MVLl ha sido una gran noticia para casi todo el Perú, menos para la derecha reaccionaria, fujimorista, que desde 1990 lo denostó y lo motejó de “traidor”, aunque ahora finjan alegrarse como el resto del país.

Porque MVLl es un genuino liberal, como lo demostró recientemente al llevar adelante el Lugar de la Memoria, contra la gritería de esa derecha retrógrada y la oposición inicial de Alan García, y cuando renunció en una carta airada, rechazando el intento de García y el fujimorismo de amnistiar a un puñado de criminales con el Decreto 1097.

El único auténtico de esa derecha ha sido, como en otras oportunidades, el cardenal Juan Luis Cipriani, que ha mostrado su fastidio afirmando que él nunca ha leído a MVLl. En realidad, lo que no le gusta son las ideas liberales que MVLl defiende con solvencia, pasión y eficacia.

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