El valor de las exportaciones de café de enero de 2012 a setiembre de 2013 tuvo una caída de 36% en comparación con el año pasado, debido a la fuerte depresión de precios y un menor volumen embarcado, indicó la Junta Nacional del Café (JNC) a INFOREGIÓN.
Aseguran además que esto ha ocasionado serios problemas económicos y sociales a productores y comerciantes de diversos giros de negocios de los valles cafetaleros.
“Enfrentamos una crisis más grave que la del período 2000/2005, al combinarse bajos precios y daños de la roya. Esto afecta a más de 500 mil peruanos que viven del café, tanto productores como vecinos de los pueblos que dependen de su dinámica económica”, aseguró Anner Román Neira, presidente de la JNC.
Según las cifras que maneja esta organización basadas en la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat), los embarques de 3 millones 57 mil quintales en los nueve primeros meses del año reportaron ingresos por 423 millones de dólares, contra los 666 millones del año 2012 por un volumen de 3 millones 730 mil quintales.
Además, en los próximos tres meses se espera embarcar 1 millón 600 mil quintales, siempre que se agilicen las ventas, hasta ahora lentas debido a la sobreoferta mundial de cafés convencionales y menor calidad, preferidos por la industria para abaratar costos.
“Lo peor es que la salida que se alienta solo habla de mitigar la roya, pero nada de los factores estructurales de la crisis, como es incrementar productividad y reducir costos”, agregó Román Neira.
ATENCIÓN DEL ESTADO
El presidente de la JNC hizo énfasis en indicar que los afectados son los productores “que este año apenas alcanzaron un promedio de 4,50 soles por kilo de café pergamino, contra los 9 soles por kilo del año pasado.
“El gobierno está obligado a prestar apoyo similar al que se brinda a otros cultivos o actividades empresariales que han pasado por coyunturas similares”, señaló el dirigente.
Agregó que el equipo técnico del Ministerio de Agricultura no aborda con realismo el problema cafetalero, en la medida que califican de populistas las demandas que plantea el gremio cafetalero, mientras que a algunas empresas de la costa les otorgan un trato diferenciado que niegan a los cafetaleros.