El viernes hubo una gran fiesta en la Plaza de Armas de Chazuta. Este distrito ubicado a una hora de Tarapoto –capital de la región San Martín– cambió radicalmente en los últimos 15 años, cuando los programas de cultivos alternativos llegaron a la zona para concientizar a muchos agricultores de dejar la coca por productos lícitos.
En la fiesta de Chazuta, celebraron las 1.500 familias de este distrito y del vecino Huimbayoc, que recibieron de manera gratuita los títulos de propiedad de sus chacras y terrenos.
Juan Benito Sandoval fue seleccionado para recibir el documento que lo acreditaba como el dueño de esas cinco hectáreas donde con mucho sacrificio cultiva cacao. “Yo me inscribí porque mi esposa me dijo que nada perderíamos”, asegura aún emocionado luego de que Alberto Otárola, presidente de Devida, le entregó su título.
Juan recuerda que cuando llegó a Chazuta en el 2000 fue uno de los pocos que empezaron con el cultivo del cacao. “Teníamos miedo, pero poco o poco mis vecinos se fueron convenciendo de dejar la coca”, afirma el campesino sin dejar de mostrar orgulloso el documento a su familia.
Para Otárola, el título de propiedad abre las puertas del crédito a los agricultores, lo que los ayudará a continuar sin el apoyo inicial del Gobierno.
“Uno de los tantos problemas que origina el cultivo ilegal de hoja de coca es que degrada de manera muy rápida la tierra. Por ello, luego de la erradicación los campesinos necesitan un empujón del Gobierno. Cambiar la coca por el cacao implica por lo menos tres años sin una producción que vender. Ahora el título les permitirá seguir adelante solos”, sostiene el presidente de Devida.
Para las 1.500 familias que se dieron cita en Chazuta no ha sido fácil salir de la ilegalidad. Carlos Sangama, uno de los más antiguos agricultores de la zona, parece pedir disculpas a la tierra por dañarla con la coca. “Fue muy difícil, sobre todo los primeros años. Los que nos compraban antes rondaban las chacras amenazando y ver muertos en las calles y en los ríos era una cosa común. En el 2003, con la llegada de las rondas se consiguió la paz, pero la tierra nos castigó, pues era dura para trabajar. Desde hace más de diez años que mis hijos y mis nietos estudian gracias a mi chacra”, cuenta don Carlos.
El convenio entre Devida y el Gobierno Regional de San Martín ha favorecido a más de 5.000 familias del Huallaga. Esto ha logrado que dicha zona se convierta en el valle cacaotero de la región. “Esta región no recibe canon. Su fuerza productiva y su desarrollo están en el impulso de estas industrias”, dice Javier Ocampo, presidente regional de San Martín.
HISTORIAS DE ÉXITO
Chazuta es una tierra de emprendedores. Aquí nació la Asociación de Mujeres Mishky Cacao –frase quechua que significa Rico Cacao–, formada por 13 mujeres que, decididas a sacar adelante a su familia, empezaron a producir chocolate artesanal en el 2003.
En su pequeña planta ubicada muy cerca del colegio de primaria del distrito, se produce uno de los chocolates más puros y orgánicos de la región. Desde el viernes estas valientes mujeres se encuentran en Lima ofreciendo sus mejores creaciones, entre ellas una deliciosa mermelada de cacao, en el Salón del Cacao y Chocolate, que termina hoy en el Parque de la Reserva.
En este valle también surgió la Asociación Allima Cacao, que reúne a 236 agricultores a quienes les compran su producto y en cuyas instalaciones procesan de la manera más orgánica posible el fruto.
Allima Cacao consiguió el año pasado un préstamo internacional de US$50.000, el cual se paga con cada uno de los envíos que realizan a la compañía inglesa Armajaro Group. En el 2013 exportaron casi 500 kilos de cacao procesado y este año esperan llegar a los 800.
Otárola señala que el siguiente paso para estos emprendimientos es convertirse en cooperativas: “El modelo de asociación que tienen ahora no les permite generar ganancias porque por ley son sin fines de lucro. Devida los capacitará para que puedan realizar esta transición”.
En San Martín no quieren que la coca vuelva al valle; por ello, desde hace varios años se invierte en proyectos de educación ambiental.
En las escuelas de la región verde –como reza en su escudo–, los estudiantes desarrollan proyectos de cuidado de la naturaleza y ecología. La principal lección que se les imparte es que la coca ilegal causa muerte y destrucción y no debe regresar ahí donde ya fue erradicada.