Madre de Dios no es solo una región amazónica del país. Es más que eso: es una de las joyas del territorio nacional que está considerada como una de las 25 zonas de mayor biodiversidad del planeta: el Parque Nacional del Manu, la Reserva Nacional Tambopata, junto al parque Nacional Bahuaja Sonene, forman parte del Corredor de Conservación Vilcabamba Amboro.
A inicios de la década del 90, la zona afectada por la actividad minera no superaba las 900 hectáreas en Madre de Dios, principalmente en la zona de Hueypetuhe. Diez años después, en 2000, ya eran 6,254 hectáreas y en 2011, según cifras del Ministerio del Ambiente, la zona impactada por la minería alcanzaba las 32,750 hectáreas, entre las zonas de Hueypetuhe, Delta y Huacamayo.
El avance incontrolado de la minería ha llegado a ocupar incluso más de cinco mil hectáreas de la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata en los últimos años. Los impactos son dramáticos en territorios cada vez más extensos de toda Madre de Dios, con cauces de ríos alterados irremediablemente por usos de maquinarias que están prohibidas.
Los métodos que utiliza la minería en Madre de Dios son básicamente dos: un 30% de la explotación es a través del método del Shute, con cargadores frontales, lo que implica una inversión por operación de aproximadamente un millón de soles. El otro método de extracción, es el de la succión que representa el 70% de todas las operaciones mineras en la región, con una inversión del orden de los 450 mil soles por operación. Ambos métodos generan impactos irreversibles en el ambiente.
La minería se ha convertido de lejos en la principal actividad económica de Madre de Dios, dando cuenta del 52% de su PBI. Ahora ¿cuánto gana y cuánto pierde el país por esta actividad? ¿Cuál es el balance final?
Si bien el tema del empleo intensivo que genera este tipo de minería es uno de los principales argumentos que se esgrimen, cabe señalar que en septiembre del año 2011, el Ministerio del Ambiente, a partir de la información del Instituto Nacional de Estadística y cálculos propios de costos asociados a esta actividad, concluyó que mientras el aporte de la minería al PBI de Madre de Dios el año 2009 había sido de S/. 939 millones, las externalidades negativas (costos) fue de S/. 959 millones; es decir un saldo negativo de 14 millones, que se traduce en una pérdida para la economía y para la propia población que sufre directamente de los impactos ambientales y sociales de la minería.
El ministro del Ambiente tiene razón cuando afirma que no hay derecho que se siga atentando contra la Amazonía, contra la diversidad biológica del país y que se afecten irremediablemente los cauces de los ríos y todo el entorno.
Cualquier tipo de minería, la grande, la mediana y la pequeña, debe respetar los necesarios mecanismos de regulación que se tienen que seguir desarrollando en el país. El mercurio no se puede seguir expandiendo en nuestras cuencas amazónicas, afectando la riqueza biológica de nuestro territorio e impactando la salud de nuestras poblaciones, ni se puede aceptar las condiciones laborales y la explotación de personas que se ve en Madre de Dios.
Cada vez más se hace necesario construir un acuerdo de gobernabilidad para la minería en el país que por supuesto tome en cuenta el capítulo doloroso de la minería informal.
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