El analista en temas de narcotráfico y terrorismo Rubén Vargas sostuvo que las autoridades democráticamente elegidas deben hacer un claro deslinde con el grupo subversivo Sendero Luminoso y el negocio del tráfico ilícito de drogas, pues en estos temas «no puede haber zonas grises».
Puso como ejemplo el caso del alcalde del distrito de José Crespo y Castillo, Wilder Miranda Ordóñez, quien se había manifestado a favor del diálogo entre las autoridades del Gobierno y el cabecilla terrorista de Sendero Luminoso en el Alto Huallaga, ‘Artemio’, en días previos a la acción criminal en que perdieron la vida dos erradicadores del Proyecto Especial CORAH y un policía, el martes 27 de abril.
«El alcalde de Aucayacu, antes de esta acción terrorista, dio declaraciones a varios medios de comunicación locales y nacionales sirviendo un poco de caja de resonancia al pedido de ‘Artemio’ de que se tendría que negociar o dialogar con este terrorista como una posible solución al tema de Sendero Luminoso», recordó el especialista en entrevista con el programa radial Diálogo Ciudadano, que INFOREGIÓN emite los fines de semana.
«Obviamente, estas declaraciones del alcalde de Aucayacu nos hacen pensar que existe algún nivel de comunicación o coordinación con este personaje», advirtió Vargas Céspedes, al reiterar que Miranda Ordóñez, burgomaestre de Aucayacu, «considera que el Gobierno tendría que negociar con este personaje que no tiene ningún empacho en asesinar campesinos, mujeres embarazadas, atacar aprovechando la oscuridad de la noche y degollar campesinos indefensos».
«Eso es hasta repugnante en la medida de que estamos hablando de un personaje que por dos décadas ha sembrado el terror en el Alto Huallaga, y no se puede negociar aparentemente eximiéndole de responsabilidad penal por estos crímenes que ha cometido», indicó.
El experto sostuvo que quienes asumen un nivel de Gobierno deben tener un compromiso serio con la democracia, modo de vida que si bien tiene como una de sus principales virtudes la tolerancia con las ideas opuestas, tiene un límite cuando se trata de condenar al terrorismo y al narcotráfico.
«[Esto] tiene que hacerse de la manera más clara y no servir de caja de resonancia o vocero de un personaje que está asesinando peruanos», enfatizó.