Una semana después del desborde del río Pichari que inundó más de 100 viviendas en el sector San Juan de la Frontera y dejó unas 300 familias damnificadas en esta zona del Valle de los ríos Apurímac y Ene, VRAE , los afectados aún siguen sin recibir la ayuda del gobierno regional y central.
Un equipo de INFOREGIÓN se trasladó a la zona declarada en emergencia y pudo constatar que cientos de personas, en su mayoría niños y ancianos, realizan ollas comunes para aplacar el hambre y sobreponerse a la indiferencia de las autoridades regionales y nacionales.
El Programa Nacional de Asistencia Alimentaria, PRONAA, de Ayacucho envió víveres, ropas y carpas para los damnificados que superan las 300 familias.
Por su parte, el secretario técnico de Defensa de Civil de Pichari, Sixto Villagaray advirtió sobre el peligro que vive la comunidad de Trinkavini, donde habitan aproximadamente 450 familias, porque corre el riesgo de ser sepultada por los deslizamientos de un cerro. Precisó que en las últimas horas se ha observado que el mencionado cerro presenta grietas de seis metros y está a punto de desplomarse.
“En el caso de Trinkavini se ha hecho la evaluación de la zona de riesgo en diciembre del año pasado y ya se estaba mostrando un agrietamiento. A inicios de febrero, hemos verificado que la grieta ha crecido, el cerro podría sepultar a la población”, advirtió.
El municipio de Pichari ya inició los trabajos de encauzamiento del río para evitar desastres similares. El sector salud está en alerta roja y ya está tomando acciones de prevención ante posibles enfermedades endémicas como la malaria y el dengue.
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