El Centro de Culturas Indígenas del Perú, Chirapaq, exigió la derogatoria del decreto supremo que autoriza el ingreso de transgénicos al Perú, respaldó la propuesta de moratoria presentada por el Poder Legislativo e instó a las organizaciones indígenas y campesinas del ande y la amazonía “a unirse en esta lucha”.
“La entrada de semillas transgénicas favorece la instauración de un sistema de producción orientado a la dependencia de semillas y alimentos que desplazará a nuestra cultura, conocimientos y tecnologías tradicionales” explicó su directora Tarcila Rivera Zea, quien también preside el Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI).
En un pronunciamiento público, Chirapaq afirma que en Ayacucho se promueve una propuesta de mejora nutricional en base a productos andinos “que permitió a las comunidades quechuas de Vilcashuamán recuperar 125 variedades de papas nativas, 13 de olluco, 12 de mashua, 17 de oca, 20 de maíz, 86 de frijol, 44 de haba y 185 tipos de plantas medicinales y aromáticas”.
Igualmente, recordó que en México y Argentina los transgénicos causaron dependencia económica, desplazamiento forzado y pérdida de la cultura alimentaria.
Así, Chirapaq señaló que en México el pueblo maya, conocido como la civilización del maíz, pasó a depender de los transgénicos importados de Estados Unidos “porque la contaminación genética extinguió un porcentaje significativo de las más de 300 variedades de ese cultivo”.
Mencionó asimismo que en Argentina la desnutrición severa está matando a la niñez y mujeres indígenas del pueblo Toba y otros pueblos originarios quienes han sido desplazados de sus territorios por la expansión de los cultivos de soya transgénica.
“Debemos aprender de las lecciones que otros países nos han dado sobre los impactos negativos de la agricultura transgénica”, puntualizó Rivera Zea.
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