Minería no ha mejorado la situación de Cajamarca
Nuestro entrevistado resalta el hecho que la región “ya tiene experiencia” en cuanto al rubro minero. “No solo tenemos a la minera Yanacocha, tenemos a la minera La Zanja, a Tantahuatay, y ahora también en el valle de Cajabamba”, refirió.
Recordó que antes de que ingresen las empresas mineras en la región, Cajamarca se ubicaba en el cuarto puesto en nivel de pobreza a escala nacional. “Y ahora que tenemos varias empresas mineras en la región, estamos primeros en la pobreza. En ese sentido, a nosotros los cajamarquinos casi no nos ha beneficiado las empresas mineras”, sentenció.
Sobre el caso del proyecto Michiquillay, ratificó su escepticismo en que la futura explotación y recursos que genere alivien o mejoren la situación actual. En ese sentido, comentó que las empresas mineras “siempre ingresan a nuestro territorio y no se ve el desarrollo”. Refirió que una vez que se instalan, estas buscan todo tipo de mecanismos para no cumplir con sus obligaciones para con los pueblos.
“Cuando se tengan que licitar productos mineros no solo se debe consultar a la población que vive en los lugares donde se van a dar los proyectos, sino también se debe consultar a la población que vive a orillas de los ríos”, que serán afectados, más aún si se trata de cabeceras de cuenca, consideró.
Conga es un caso cerrado
“Para nosotros Conga es un tema cerrado. Conga no va por que, uno, se ha respetado la libre determinación de los pueblos originarios que habitan en esa zona. Dos, Conga está ubicado en la cabecera hídrica más importante de la región Cajamarca. Y al sacar adelante este proyecto, prácticamente, se estaría atentando contra la vida e integridad física, cultural y espiritual de los pueblos originarios de Cajamarca”, enfatizó Ramos.
Destacó que “Conga representa una amenaza porque se trata de una zona agrícola y ganadera que se convertiría en un distrito minero. Un reservorio artificial jamás reemplazará a una laguna natural. Conga no tendrá la licencia social. Si detectamos que hay maquinaria, Fuente Ovejuna, todos a una”.
Aseguró que el proyecto produciría unas 92 mil toneladas de desechos tóxicos. “¿Quién de los limeños o las personas que impulsan este proyecto está dispuesto a recibir esa contaminación en su jardín o en su casa?”, preguntó. El proyecto comprende 700 hectáreas de relaves mineros, representa en tamaño a media ciudad de Cajamarca, y con un altura de 100 a 130 metros, según el EIA, aseguró.
La ganadería, la agricultura y la minería no pueden convivir
Citó que en la localidad en la que reside (El Tambo, en la provincia de Halgayoc), pronto se realizará una audiencia pública con candidatos municipales y regidores. Además, se invitará a candidatos a gobierno regional. A ellos se les invitará a firmar un acta en defensa de las cabeceras hídricas que alimentan a las partes bajas.
En la zona, “nosotros nunca hemos necesitado a la minería. La ganadería y la agricultura con la minería no pueden convivir. Puesto que la minería utiliza el agua como la ganadería y agricultura también. Nosotros hemos heredado la cultura de nuestros ancestros que fueron netamente agrícolas y ganaderos. Seguimos defendiendo nuestros territorios heredados de nuestros antepasados”, acotó.
“Para nosotros, tanto la minería informal como la formal, ambas contaminan”, destacó Ramos. Citó oportunidades en que la misma población, por ejemplo en Celendín, se organiza para darle un plazo de retiro a intentos de personas que quieren desarrollar la minería informal.
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