“Importante y sin precedentes” fue considerado por grupos de derechos humanos el fallo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que considera a las deportaciones una violación de los derechos de las familias y los niños.
Viviana Krsticevic, directora ejecutiva del Centro por la Justicia y el Derechos Internacional (CEJIL), resaltó que «éste es el primer caso en el cual la CIDH establece que la legislación migratoria viola los derechos de los niños y las obligaciones de protección de la familia».
Dos casos de deportaciones presentados hace ocho años concluyeron así el martes, pues según la CIDH, se violó la Declaración Americana de Derechos Humanos y solicito a los Estados Unidos les permita regresar al país.
El mexicano Hugo Armendáriz y Wayne Smith, de Trinidad, fueron acusados por posesión de cocaína, cumplieron su sentencia y luego fueron deportados a sus países de origen, sin ninguna consideración al impacto sobre sus familias.
En ambos casos los abogados argumentaron que los deportados habían cumplido sus sentencias y ahora se habían convertido en personas beneficiosas para la sociedad, tenían familias dependientes y poco o ningún vínculo con sus países de origen.
Política de violación de los derechos familiares
Entre 1997 y 2007 se han dividido más de un millón de familias por causa de las deportaciones y durante el presente año se deportarán más de 400 mil, según director de la Agencia de Aduanas e Inmigración (ICE), John Morton.
«la CIDH ha concluido que existe una violación sistemática de los derechos humanos en el proceso de las deportaciones de Estados Unidos», según David Baluarte, profesor del Departamento de Derechos Humanos de American University en Washington, y uno de los abogados de CEJIL en las querellas por Smith y Armendáriz.
«Durante más de un siglo el gobierno de Estados Unidos ha actuado con la idea de que tiene discreción en sus políticas inmigratorias», expresó Baluarte.