La gran prensa limeña celebra la distinción de la Amazonía como una de las siete maravillas del planeta. La red se inunda de comentarios elogiosos al Perú e insufla alientos a favor del turismo a fin de aprovechar la designación.
Pocos se refieren a los pueblos indígenas que la protegen, menos a los graves problemas que atraviesan los bosques amazónicos por falta de un plan de desarrollo amazónico solvente, integral y responsable.
La elección promovida por la Fundación New 7 Wonders debería promover una mayor conciencia sobre el perfil del Perú como un país de vocación amazónica y evidenciar que si nuestra clase política limeña vive de espaldas a la realidad andina, desconoce aún más la realidad amazónica, a la cual percibe como una selva ignota, salvaje, indomesticable y vacía de personas, cuando no de animales.
Este supino desconocimiento explica la concesión indiscriminada de lotes de hidrocarburos sobre áreas protegidas y territorios indígenas que alcanzan más del 70 por ciento del territorio amazónico, la falta de control y presupuesto para el cuidado ambiental, el afán de construir megacentrales hidroeléctricas para proveer de energía a Brasil, la indolencia estatal ante la tala ilegal, la minería informal y el narcotráfico que como un cáncer arrasa nuestros bosques y lo degrada.
Quienes hoy celebran la distinción amazónica ¿acaso se indignaron cuando el 28 de abril de 2010 un decreto supremo del gobierno de Alan García, en el 2010 -aún no derogado- declaró de “interés nacional y social” (1) la construcción de 20 centrales hidroeléctricas en la cuenca del río Marañón, en la amazonía norte del Perú, en los próximos 40 años?.
Ocho días antes de finalizar su mandato el mismo gobierno aprobó la Ley 29760 que declaró de necesidad pública y de interés nacional trasvasar las aguas “excedentes” del río Marañón, represar y derivar los “excedentes” del río Huallaga hacia la cuenca del río Santa para promover el desarrollo hidroenergético y agrícola del país. Felizmente esta norma ya fue derogada por el actual gobierno.
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