Los huertos urbanos son espacios al aire libre o al interior de los hogares que se destinan al cultivo de plantas a escala doméstica. Esta práctica sostenible suele darse en las ciudades y sus alrededores para aumentar los alimentos y contribuir con los hogares que necesitan mejorar y garantizar su seguridad alimentaria.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), señala que estos huertos tienen muchos beneficios para las familias; como contribuir a una dieta sana y a la seguridad alimentaria de la familia al producir los propios alimentos, ahorrar, producir alimentos de forma más orgánica y mejorar nuestra relación con la naturaleza.
El agrónomo Diego Olascoaga, director ejecutivo de Yo Cultivo, y con amplia experiencia en agroecología, detalló a INFOREGIÓN algunos datos a tener en cuenta si se quiere tener un huerto en casa. En principio, se aconseja comenzar con el cultivo de hortalizas (cebolla, zanahoria, alcachofa, etc.), ya que por lo general tienen periodos cortos de crecimiento.
Asimismo, indicó que es importante contar con un espacio destinado para este trabajo. Si no se cuenta con un jardín, se pueden realizar cultivos utilizando envases, como baldes o cajones de frutas. Además, considera que los techos son un buen espacio para los huertos.
Luego, es importante ubicar nuestros envases en un lugar que tenga suficiente luz del sol —aunque recomienda intentarlo así la persona considere que no llega mucha luz. También es bueno destinar agua para su cuidado. “Puedes utilizar el agua con las que lavas el arroz, las menestras, las verduras y así utilizar estas aguas residuales en el cultivo de hortalizas”, recomendó el especialista, como una manera de colaborar con el ahorro del recurso hídrico.
Cuando se empieza con un huerto en casa, las personas se preocupan en cómo cuidar las semillas. Ante ello, Olascoaga mencionó que es difícil asegurarse si es que se tiene una semilla de buena calidad y que una manera de asegurarse es produciéndolas; pues lo único que necesita una semilla para germinar —en términos generales— es agua.
Asimismo, indicó que las semillas de los cultivos que se tienen se pueden conservar poniendo a secarlas envueltas en papel toalla —para que no estén directamente expuestas al sol— entre 10 y 20 días, ya que de este modo se le resta humedad. Luego, se necesita tenerlas bajo buena temperatura; es aquí que recomienda que las semillas envueltas en papel toalla —para que absorba la poca humedad que queda— se coloquen en la parte baja de la refrigeradora hasta que se quiera sembrar.
En cuanto al manejo de plagas, Olascoaga comentó que evita usar ese término pues lo considera más un término económico que agroecológico. “Cuando hay insectos que causan daños, es porque hay un desbalance ecosistémico. Lograr equilibrios es todo un proceso… construir un ecosistema sano y estable toma tiempo, pero cuando se estabiliza, se regula solo”, señaló a INFOREGIÓN.
Además, aconsejó que en casos extremos -y cuando recién se inicia en la agricultura-, se pueden colocar trampas con colores brillantes para que se peguen los bichos, y también se pueden colocar baldes con detergente para que algunas polillas caigan ahí. “La agricultura es la actividad de la paciencia, de la reflexión, de la observación”, sentenció Olascoaga; e invitó a practicar esta actividad con mucha paciencia.