De aprobarse mañana en el Senado brasileño, la nueva ley forestal, se reducirían drásticamente las áreas de protección y se permitiría que las zonas deforestadas de manera ilegal no fueran restauradas. Además, la ley abriría la puerta a la agricultura y ganadería a gran escala, principales causas de la destrucción de bosques tropicales en la región.
Esta fue la advertencia que lanzó al mundo la organización WWF, que consideró que de darse esta situación sería un enorme paso hacia atrás en la protección de los bosques de Brasil, con gravísimas consecuencias para el clima.
Cabe indicar que durante los últimos años y gracias a la presión internacional, al trabajo de las ONG y las medidas adoptadas por el gobierno de Brasil, se había conseguido frenar la tasa de deforestación en el Amazonas de casi 30,000 hectáreas, en 1995, a unas 6,500 en 2010.
Sin embargo, la nueva ley impedirá el cumplimiento del compromiso de reducción de emisiones adquirido por Brasil en la pasada cumbre de Copenhague y tendrá sin duda un impacto en las actuales negociaciones de Durban.
Analistas explicaron que en caso de aplicarse la nueva ley forestal de Brasil, 79 millones de hectáreas (equivalente a las superficies de Alemania, Austria e Italia juntos) podrían acabar siendo deforestadas. Esto significaría la emisión adicional de 29 gigatoneladas de CO2 a la atmósfera, agravando el problema del cambio climático.
Además, se generarían graves impactos como la pérdida de biodiversidad, la disminución en la calidad y cantidad de los recursos hídricos y pesqueros, la pérdida de fertilidad de los suelos o el aumento del riesgo de deslizamientos de tierra.
Ante este riesgo, la WWF anunció que lanzará en breve una campaña online para exigir a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que vete la aprobación de la nueva ley o, en su caso, elimine del nuevo texto aquellas enmiendas que puedan suponer una amenaza a la integridad de la Amazonía.
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