El hallazgo provino de un estudio internacional dirigido por la Universidad de Alaska Fairbanks y el Instituto Meteorológico de Finlandia. El estudio, publicado en Journal of Climate, utilizó datos recopilados por amarres oceánicos en la cuenca euroasiática del océano Ártico entre 2003 y 2018.
Los amarres midieron el calor liberado desde el interior del océano hacia la parte superior del océano y el hielo marino durante el invierno. En 2016-2018, el flujo de calor estimado fue de aproximadamente 10 vatios por metro cuadrado, lo que es suficiente para evitar que se formen 80-90 centímetros de hielo marino cada año. Las mediciones de flujo de calor anteriores fueron aproximadamente la mitad de eso.
«En el pasado, al sopesar la contribución de la atmósfera y el océano al derretimiento del hielo marino en la Cuenca Euroasiática, la atmósfera lideraba», dijo en un comunicado Igor Polyakov, oceanógrafo del Centro Internacional de Investigación del Ártico de la UAF y del FMI. «Ahora, por primera vez, el océano lidera. Eso es un gran cambio».
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