Agricultores ex cocaleros ganan terreno con productos alternativos

La guerra contra el narcotráfico parece cambiar de rumbos y armas en la selva peruana. En los últimos años se viene concientizando a los agricultores del lugar para que cambien el cultivo de la hoja de coca por otras plantas, como la palma aceitera, el café y el cacao, que han comenzado a convertirse en un atractivo producto para compradores nacionales y extranjeros.

Este trabajo se viene llevando a cabo gracias a la labor conjunta que, desde hace cuatro años, ejecutan la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA), la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Gobierno peruano, las autoridades locales de las zonas (actualmente llamadas cocaleras) aledañas al Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) y, por supuesto, los agricultores que creyeron en el cambio.

«Este es el gran reto asumido por quienes antes se dedicaban a los cultivos ilícitos, para apostar, desde hace algunos años, por los cultivos alternativos», sostiene la embajadora de Estados Unidos, Rose M. Likins.

Likins refirió que se han experimentado importantes avances, por ejemplo, en cuanto a la productividad y calidad del cacao peruano, cuyo mercado ha subido su venta de siete millones de dólares en el 2007 a 20 millones en el 2011.

Al respecto, Carmen Masías Claux, presidenta ejecutiva de DEVIDA, afirmó que «hay empresarios y productores que han dejado la coca y que nos dicen que sí es posible producir cultivos que impulsen el desarrollo de su localidad».

Masías Claux, quien asumió hace seis meses el cargo de titular de DEVIDA en reemplazo de Ricardo Soberón, declaró que su gestión ha apoyado al Estado en la resolución de conflictos y viene luchando contra el crecimiento de la ilegalidad.

Por otro lado, Masías declaró que durante su primer año de gobierno, el presidente Ollanta Húmala ha sido muy enfático en la lucha contra el narcotráfico, las drogas, el terrorismo y la violencia en el país, aunque existen conflictos que se esperan resolver.

Para el presidente de la región San Martin, César Villanueva, la solución no es enfrentar el problema con las armas y luego con el desarrollo, sino implementar ambas al mismo tiempo. En sus palabras: «con zanahoria y garrote».

DE LA TIERRA AL CONTENEDOR
El cambio de la hoja de coca por los cultivos alternativos en las 78,644 hectáreas de las cuencas cocaleras de Cusco, Ayacucho, Junín, San Martín, Puno, Huánuco y Ucayali, ya comenzó a rendir beneficios económicos a más de 26,000 familias de la zona.

Un estimado de más de 151 millones de dólares facturaron en el 2011 las 14 empresas de agricultores ex cocaleros por la exportación y ventas locales de productos alternativos como el cacao, el café, el palmito de pijuyao, la palma aceitera, entre otros.

Con este resultado se supera las ventas en más del cincuenta por ciento respecto al año 2010, según refiere un informe anual de DEVIDA y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito para Perú y Ecuador (UNODC).

Para este año, la Asociación Peruana de Productores de Cacao (APPCACAO) ha estimado que el crecimiento de las exportaciones de estos productos se disparará entre el 15 % y el 16 %. Dato corroborado por Rainforest, empresa especializada en elaborar productos orgánicos y que ha enviado el mes pasado el primer contenedor de semillas de sacha inchi, maca y granos de cacao a la República Checa.

Otros mercados abiertos para los productos selváticos son Bélgica, EE.UU. y Alemania, que en conjunto alcanzaron el 58.5 por ciento del total de ingresos (67 millones de dólares) en el 2011. Mientras que el 32.1 por ciento lo abarcaron economías de países como Holanda, Suecia, Reino Unido, Canadá e Italia. Cifras totales que equivalen al 90.7 por ciento de las exportaciones del país.

EL ACUERDO DE ADEX Y DEVIDA
Los presidentes de ADEX y DEVIDA, Juan Varillas y Carmen Masías, firmaron un acuerdo de cooperación de dos años de duración y para ejecutar actividades conjuntas orientadas a promover una oferta exportable alternativa a los cultivos de hojas de coca.

Este acuerdo busca insertar los productos en potenciales mercados internacionales, promoviendo al mismo tiempo la prevención del tráfico ilícito de drogas y otros delitos que afectan la seguridad y la buena imagen del comercio exterior peruano.

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