Especialistas de CEDRO sostienen que el gran problema del consumo de marihuana reside en que se lucha contra la baja percepción del riesgo de su consumo; la aceptación social del mismo y su fácil disponibilidad.
Sostienen que lo anterior, sumado a que durante muchos se haya calificado a la marihuana como droga blanda y al discurso de los movimientos pro legalización, han sido elementos que han facilitado su extensión.
Marihuana es la droga ilegal más consumida
Según el último estudio epidemiológico, la marihuana es la droga ilegal más consumida en el Perú y en el mundo.
El informe señala que, alrededor del 8% de la población ha consumido alguna vez esta droga ilegal, lo que representa más de un millón doscientas mil personas, además se estima que en nuestro país existen aproximadamente 109,269 personas dependientes a la marihuana.
Asimismo, se detalla que el mayor consumo de marihuana se da entre los 19 y los 24 años donde llega al 12.3%, seguido del grupo de 25 a 29 años donde llega al 11.8% y baja progresivamente hasta el 6.5% para los de 40 a 49 años. En cuanto a la edad de inicio en el consumo, este varía entre los 16 y 19 años.
Para Circe Jacobi, especialista del Programa Comunidad Educativa, el gran problema es que el adolescente no es consciente que este consumo le está generando problemas y que el consumo frecuente de esta sustancia puede generarle dependencia en el futuro.
Jacobi expresó que el consumo de marihuana se está tomando como algo normalizado por las generaciones recientes quienes la han incorporado al consumo inicial de alcohol y tabaco.
Consecuencias pueden ser irreversibles
Las consecuencias del consumo agudo de marihuana incluyen descoordinación motora, euforia, ansiedad, sensación de que el tiempo transcurre lentamente, deterioro de la capacidad del juicio, retraimiento social, desarrollo de trastornos psicóticos inducidos por esta sustancia, además de que afecta al rendimiento escolar y laboral.
No obstante, a largo plazo puede tener efectos irreversibles como deterioro de la memoria y de la atención, propiciar trastornos de ansiedad y, en personas vulnerables, favorece el desarrollo de psicosis.