En el Perú, existen 76 Áreas Naturales Protegidas (ANP), incluyendo 15 parques nacionales y 17 reservas nacionales. La mayoría —principalmente, las ubicadas en regiones amazónicas— comparten amenazas comunes: la tala y minería ilegal, la contaminación ambiental, la agricultura a pequeña escala, la ocupación desordenada de algunos caseríos y el aumento de cultivos de hoja de coca.
Estas amenazas ocasionan la pérdida de bosques (deforestación), lo que genera la degradación del ambiente, de los recursos naturales, como la flora, la fauna, y la disminución de los recursos hídricos, en las áreas aledañas a estos espacios protegidos.
En este contexto, las alianzas con las comunidades que se encuentran en las zonas de amortiguamiento y con sus organizaciones son vitales para la conservación de las ANP. Éstas consisten en desarrollar actividades económicas sostenibles en colaboración con la población local, a través de acuerdos de conservación compatibles con el cuidado del ambiente.
Conservación de las Áreas Naturales Protegidas
El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) ha suscrito, desde el 2010 a la fecha, más de 1000 acuerdos de conservación en 43 Áreas Naturales Protegidas, de 20 regiones del país, según información actualizada que el organismo adscrito al Ministerio del Ambiente (Minam) compartió a Inforegión.
«La intención de firmar estos acuerdos de conservación y de la entrega de apoyo financiero, algunos casos, es promover los emprendimientos de las comunidades y fortalecer las iniciativas de mujeres organizadas. De ese modo, se comprometen a no deforestar y a, por ejemplo, mejorar sus prácticas agrícolas. El objetivo es conservar nuestra biodiversidad y, al mismo tiempo, brindar oportunidades de desarrollo a las personas«, indicó Deyvis Huamán, director de Gestión de las Áreas Naturales Protegidas, del Sernanp.
Como parte de la firma de estos convenios, se han desarrollado proyectos con comunidades situadas en las áreas de influencia del parque nacional Tingo María, en Huánuco; del parque nacional Cordillera Azul, que se extiende por las regiones San Martín, Ucayali, Loreto y Huánuco; de las reservas nacionales Pacaya Samiria, en Loreto, y de Tambopata, en Madre de Dios; de la reserva comunal Yanesha, en Pasco; y con comunidades pesqueras artesanales de las reservas nacionales de Paracas y San Fernando, en Ica; entre otras ANP.
«En la reserva nacional Pacaya Samiria, trabajamos con los productores de aguaje y en el aprovechamiento de los huevos de las taricayas. En Tambopata, trabajamos con los productores de castaña. Por otro lado, queremos ligar la pesca artesanal con el turismo. Para ello, los pescadores se comprometen a hacer uso de prácticas sostenibles, es decir, respetar las temporadas, las vedas, el tamaño mínimo de los peces, etc.», precisó.
Añadió que en la reserva comunal Yanesha, en Pasco, se ha encontrado la variedad de cacao nativo conocido como Eshpe, «de fino aroma, poseedor de un sabor dulce y menos amargor que el cacao común». Tiene un mejor precio en el mercado e hizo ganadora a la Asociación para la Conservación y Manejo de la Reserva Comunal Yanesha (ARMACY), en el XIII Concurso Nacional de Cacao de Calidad, realizado el 2019, en Lima.
Acuerdos en la zona de amortiguamiento del PNCAZ
Huamán Mendoza destacó la importancia de apoyar estos emprendimientos luego de la pandemia por la Covid-19, ya que necesitan recursos y apoyo técnico para recuperarse y «salir a flote».
Recientemente, el Sernanp y el Centro de Conservación, Investigación y Manejo de Áreas Naturales (CIMA), entidad que administra el PNCAZ, suscribieron dos acuerdos de conservación con las comunidades nativas shipibo-conibo Santa Rosa de Aguaytía y Santa Rosita de Apua, ubicadas en los distritos Padre Abad y Curimaná, en la provincia de Padre Abad, región Ucayali. Ambas se encuentran en la zona de amortiguamiento del PNCAZ.
Semanas antes, el 12 y 19 de mayo, también se firmaron estos acuerdos con la asociación de Artesanas Kari Isa Xanu, de la comunidad Yamino —de origen Kakataibo—, de la provincia Padre Abad, en Ucayali; y con la Cooperativa Agraria Allima Cacao, del distrito Chazuta, en la región San Martín.
Con esta última se suscribió, además, un contrato de donación por S/ 60 000 del Fondo Semilla Cordillera Azul, para el aprovechamiento sostenible del majambo y del cacao, así como la comercialización de sus derivados. El proyecto es liderado por el Comité de Mujeres Allima Warmikunas, conformado por 50 mujeres, socias y esposas de los socios de la cooperativa.
Aliados por la conservación
«El trabajo con el cacao, a través de la agroforestería, promueve la conservación. Tratamos de que se haga en zonas degradadas, donde antes fueron chacras o pastizales para ganado, para recuperarlas. Entonces, si una comunidad vecina de un ANP tiene ingresos económicos sostenibles, no va talar el bosque, al contrario, valorará más el agua, el aire, los servicios ecosistémicos de estas áreas», sostuvo Deyvis Huamán.
Parte del uso de buenas prácticas sostenibles dentro y fuera de las áreas naturales protegidas está vinculado, también, al otorgamiento de la marca «Aliados por la conservación«, creada por el Sernanp, que —según indicó el funcionario— es un reconocimiento, un sello en los productos y servicios que provienen de las ANP o de personas que trabajan con éstas. Es un estándar más de valoración de sus productos, generando mayores beneficios.