El Perú firmó el “Protocolo sobre Acceso a los Recursos Genéticos y Participación Justa y Equitativa en los Beneficios que se Deriven de su Utilización”, y con ello dio un importante paso para proteger nuestra diversidad genética y combatir la biopiratería.
Así, Perú se convierte en el sexto país latinoamericano en suscribir este protocolo que fue adoptado al término de la Décima Reunión de la Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, en la ciudad de Nagoya, Japón, en octubre pasado.
El encargado de suscribir este instrumento fue el representante permanente de Perú ante Naciones Unidas, embajador Gonzalo Gutiérrez, en la sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos.
Marco legal contra la biopiratería
La adhesión a este nuevo instrumento internacional es fundamental para nuestro país, que se caracteriza por su tradición milenaria en biotecnología y que es además reconocido como uno de los centros de origen de la agricultura y la ganadería.
Con la firma de este protocolo, se fortalecerá nuestro marco legal para la protección de nuestra diversidad genética y permitirá contar con una herramienta eficaz para una justa distribución de los beneficios económicos generados por el aprovechamiento de estos recursos.
Ello porque establece reglas básicas para mejorar el acceso y la participación equitativa de los recursos genéticos del mundo.
Comunidades beneficiadas
Perú es un banco genético de importancia mundial y uno de los mayores detentores de recursos genéticos de plantas, animales y microorganismos, por lo que las regulaciones contenidas en este protocolo garantizarán que los beneficios que generan esos recursos y los conocimientos ancestrales asociados a ellos; que son con frecuencia utilizados por los investigadores; reviertan en las comunidades en donde se encuentran los recursos.
Como se recordará, en la adopción del texto del Protocolo, Perú, a través del Ministro del Ambiente, Antonio Brack Egg, jugó un papel muy importante.
Brack se reunió con su par japonés y participó decisivamente en una reunión con el grupo de países denominados “Megadiversos y afines», horas antes de la ronda de negociación final con el objetivo de llegar a consensos que culminaron con la adopción final del texto que fue luego aprobado, tras ocho años de tratativas.