En un intento por frenar la violencia generada por los narcotraficantes y ante la impotencia de la policía, cien mil soldados se encuentran en las calles de más de diez estados mexicanos realizando una serie de operativos para dar caza a los cabecillas y así extraditarlos a los Estados Unidos.
El resultado no ha sido el esperado ya que la violencia se ha incrementado de manera exponencial. Así lo confirma el hallazgo, esta semana, de 59 cadáveres en Tamaulipas al punto que muchos hablan de una guerra interna, con zonas en las que hay un virtual equilibrio entre las fuerzas de las bandas criminales y las del Estado.
«El narcotráfico en México adquirió características particulares, pues nació a la sombra de intereses del campo político y supeditado a él, y así continuó durante décadas», señala Luis Astorga, un catedrático de la UNAM que estudia el fenómeno del narcotráfico.
Frente al incremento de la violencia y el poder cada vez mayor de los narcotraficantes, estudiosos del tema se preguntan si México va camino a convertirse en un narcoestado, título que llevó por años Colombia en las épocas del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria y el cartel de Medellín.