El Comercio. La vinculación de algunos dirigentes cocaleros y autoridades locales con el narcotráfico no es un tema nuevo en el Huallaga. Más de uno fue capturado in fraganti cuando procesaba pasta básica de cocaína o cuando transportaba insumos químicos fiscalizados.
Tampoco es nueva la colaboración dolosa de algunos dirigentes cocaleros y alcaldes de centros poblados con Sendero Luminoso. Hay varios casos que vienen siendo investigados judicialmente y otros que ya fueron condenados con pruebas que parecen irrefutables.
Tanto los traficantes de drogas como los cocaleros ilegales que proveen de la materia prima a los laboratorios de pasta básica de cocaína han recurrido más de una vez a ‘Artemio’ solicitando sus servicios.
Los primeros para buscar seguridad y protección para sus inversiones y los segundos para exigir la respuesta armada frente a las acciones de interdicción y de erradicación de la hoja de coca.
Sendero Luminoso brinda estos servicios a cambio de dinero para financiar sus actividades y buscar legitimidad en la población, que le servirá para mimetizarse y eludir a la acción de la fuerza pública.
De acuerdo con los testimonios recogidos en el Alto Huallaga en las últimas huelgas cocaleras, Artemio tuvo participación activa en el bloqueo de las carreteras y en la solicitud a las autoridades locales del dinero para financiar las ollas comunes que alimentaron a los huelguistas.
Asimismo, varios actores políticos del Huallaga se convirtieron en voceros del grupo terrorista. Recordemos que en las asambleas cocaleras, previas a las huelgas, se daban vivas a la llamada lucha armada y se ordenada la lectura del último libro de Abimael Guzmán.
La reciente operación de la policía antidrogas denominada Eclipse 2010 lo que hizo fue retirar las cortinas de este escenario y descubrió, después de varios meses de paciente investigación a cargo de un equipo especial de inteligencia, un gigantesco tejido formado por autoridades locales, cocaleros y empresarios que servían a los intereses del narcotráfico y del terrorismo.
Inmediatamente después de esta revelación, que en realidad era un secreto a voces, el equipo policial trabajó en la individualización de las responsabilidades penales, que concluyó con los mandatos de detención ordenados por un juez especializado.
La reacción inicial de la opinión pública por la magnitud de la operación fue de desconcierto. Los expertos en ‘narcosenderismo’ dijeron que se trataba de una cortina de humo para distraer la atención de los casos de corrupción.
Sin embargo, más allá de las especulaciones y conjeturas producto del desconcierto y de la adicción mediática, lo que estamos observando con este Eclipse es el primer intento serio de limpieza de personajes que, bajo distinta careta, finalmente eran simples peones del narcotráfico y del terrorismo.
Lo que debemos evitar es que la investigación se contamine con criterios e intereses políticos, tanto del lado del Gobierno como de los defensores de la coca ilegal.
Para esto es importante que se respete el debido proceso. El sector Interior no debería dejar pasar el tiempo e informar al país las pruebas de cargo que sustentan este caso.