Helicópteros de la DIRANDRO realizan importante labor de evacuación de heridos


(Por Lewis Mejía, enviado especial de INFOREGIÓN).- Los cuatro helicópteros modelo UH de la Dirección Antidrogas (DIRANDRO) que cumplen funciones de lucha contra el narcotráfico en el Huallaga Central y que fueron derivados para apoyar en la zona del desastre, vienen cumpliendo una eficaz ayuda en la evacuación de los heridos y en el reconocimiento fotográfico de los daños ocasionados en los distritos y pueblos circundantes, para planificar el envío de ayuda y alimentos.


 


Las modernas aeronaves de la aviación policial, cuyo equipamiento y mantenimiento se realiza en el marco de un convenio con la embajada de los Estados Unidos, llegaron a la Base Aérea de Pisco el pasado viernes y debido a su gran funcionalidad se han convertido en una pieza fundamental en el rescate de heridos de zonas alejadas, quienes que son de inmediato transportadas hacia la Base de Pisco en donde se les brinda los primeros auxilios y se les evacua posteriormente hacia los hospitales de la capital.


 


Desde que llegaron a dicha Base, las cuatro aeronaves no han cesado de aterrizar y despegar cumpliendo varias labores específicas: enlace con los pueblos más alejados llevando alimentos y abrigo, así como médicos y equipos de primeros auxilios; evacuación de los heridos  de esas zonas hacia la Base; y tomas fotográficas aéreas para que los equipos de Defensa Civil evalúen la situación de cada pueblo y se planifique el inmediato envío de ayuda.


 


Concluyen operaciones de rescate.


Mientras tanto, y al quinto día del desastre, concluyeron en Pisco los trabajos manuales de búsqueda de cadáveres, lográndose rescatar un total de 174 víctimas, de las cuales 148  murieron aplastadas cuando por efectos del terremoto, las paredes y techos de la céntrica Iglesia San Clemente se vinieron abajo.


 


El día de hoy se iniciarán los trabajos de demolición de las estructuras que han quedado en pie y que constituyen un peligro para los transeúntes.  Para ello, ha llegado desde Lima un pool de maquinaria pesada que iniciará los trabajos de demolición tanto en Pisco como en Ica y Chincha.


 


Se observa asimismo una leve mejora en la distribución de alimentos, agua y abrigo a los damnificados, pero la demanda de ayuda de quienes se han quedado prácticamente sin nada crece a medida que avanzan las horas.


 


En la morgue de esta ciudad, quedan aún decenas de cadáveres sin identificar, en tanto que otros damnificados se encuentran  a la espera de féretros para poder enterrar a sus muertos que ya empezaron a descomponerse.


 


Concluidas las labores de rescate manual, empezaron a retirarse de la ciudad los equipos de rescatistas españoles, alemanes y franceses que apoyaron desde el inicio la penosa tarea de búsqueda de heridos y víctimas.


 


La vida continúa


Todavía no hay luz en Pisco y la población sigue dando vueltas por las calles.  La ciudad parece una feria gigantesca, los vecinos caminan con sus frazadas, algunos se acercan a sus casas y sacan los pocos objetos y alimentos que quedan en pie ante la atenta mirada de efectivos del Ejército y de la Marina que recorren la ciudad para evitar pillajes.


 


El perímetro de la Plaza de Armas ya se amplió a un cerco de siete cuadras y ya no se permite el acceso de los cientos de curiosos que el pasado fin de semana colmaron el centro de la ciudad tomando fotografías y grabando tomas tipo visita turística, provocando enorme desorden e impidiendo el trabajo de los rescatistas.


 


También la prensa internacional, una de las primeras en llegar a la zona del desastre, guardó sus equipos y empieza a retirarse hacia otro centro de noticias. Numerosos periodistas mexicanos, colombianos, chilenos, ingleses, españoles y americanos ya empacaron sus cosas y se fueron.


 


Ahora, la gente se encuentra a la espera del censo de daños y de población afectada anunciada por el Ministerio de Vivienda y Construcción, en tanto que han llegado a la ciudad equipos de psicólogos y psiquiatras para apoyar en la rehabilitación de los damnificados  tras el fuerte shock traumático vivido.


 


La vida en Pisco intenta normalizarse.  Por lo pronto, ya se reiniciaron las misas en este pueblo eminentemente católico.  Hoy, a las ocho de la mañana el párroco de la Iglesia San Clemente ofició misa en plena calle, al lado de los enormes adobes de su Iglesia derruida y que fue precisamente la tumba de la mayoría de los pisqueños que murieron en esta tragedia.