Conforme avanzan las horas, crece la magnitud de la tragedia. Las cifras de muertos, heridos y damnificados del terremoto de 7.5 grados en la escala de Richter que duró cerca de dos minutos en la noche de ayer en la costa central del país, aumentan cada minuto que pasa.
Luego del susto inicial del remezón, ahora la población asiste angustiada a los numerosos reportes del siniestro, en tanto que las principales autoridades del país, encabezados por el presidente Alan García, se han desplazado a Pisco, Chincha, Ica y Cañete para coordinar las labores de ayuda a los damnificados en estas ciudades que han sido devastadas por los derrumbes de sus viviendas, edificios y templos. En estas ciudades también se registró el colapso de los servicios de salud, luz y comunicaciones.
El comandante Walter Tapia Sanabria, jefe del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional de Defensa Civil, confirmó esta mañana la cifra de 437 muertos y 1500 heridos, y señaló que dichas cifras podría seguir aumentando con el transcurso de las horas.
Tapia Sanabria informó que el grueso de las víctimas se encuentra en Ica y Pisco, en donde el 60% de las viviendas de adobe han sido afectadas al igual que el puente que da acceso a la ciudad.
La Región Ica fue declarada en emergencia para facilitar las labores de ayuda. Reportes televisivos de estas zonas evidenciaban esta mañana la magnitud de la tragedia, con muertos en casi todas las esquinas, gente pernoctando en las calles o llorando, otros cuidando a sus muertos, casas de adobe totalmente destruidas, pistas resquebrajadas y levantadas, edificios resquebrajados y sin luz ni teléfono.
Asimismo, la carretera Panamericana Sur, a la altura del kilómetro 200, en Chincha, fue severamente dañada por el terremoto, al punto que se tuvo que habilitar una trocha alterna para el pase de los omnibuses y camiones con dirección al sur, mientras que otros, deben caminar largos trechos para abordar una conexión hacia Pisco.