Alarmante situación. En nuestro país se produce la cocaína más pura y barata del mundo. Un kilo de droga que cuesta mil soles en la zona de elaboración del valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE) pero puesto en el mercado negro de Asia podría llegar a valer hasta 150 mil dólares. El millonario margen de ganancia, sumado a la facilidad para sacar el estupefaciente por aire, mar y tierra, ha puesto a nuestro país en la mira de peligrosas mafias de todo el mundo.
Así lo señaló al diario Perú.21 Rómulo Pizarro, presidente de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida).
Según informó, en la actualidad, los mexicanos lideran el “mercado” peruano. Sin embargo, también operan los narcos colombianos, ecuatorianos, brasileños y los capos peruanos, quienes recién han tomado protagonismo pues hasta hace dos años solo eran trabajadores. Asimismo, los chinos –aunque en menor cuantía– e, inclusive, hay una posible incursión de la mafia rusa para el futuro.
Información policial revela que, en cualquier momento, estas firmas –que cuentan con armamento de guerra, ejércitos enteros de sicarios y modernos vehículos– se enfrentarían en una verdadera guerra sin cuartel por el control del negocio en el Perú.
Perú en vitrina
El alarmante aumento de la demanda mundial –según un último informe de las Naciones Unidas, el número de consumidores de drogas en el orbe aumentó en 29% durante el último año– coloca a nuestro país en vitrina.
Hoy en día, Colombia sigue liderando la producción pero no la exportación de cocaína, pues el Perú la ha desplazado del primer lugar.
Estadísticas de la ONU dan cuenta de que Colombia fabrica unas 430 toneladas de ese narcótico al año, mientras que en el Perú se elabora 317. Sin embargo, el margen de incautación en Colombia llega a los 190 mil kilos, mientras que en el Perú apenas se decomisa 20 toneladas.
Devida revela que los narcos que operan aquí tienen copado ya el mercado europeo, a donde exportan unas 120 toneladas de cocaína cada año. Por ahora, Estados Unidos es territorio de los colombianos.
No obstante, los mafiosos peruanos también abastecen a las organizaciones de Asia, Oceanía, Brasil, Colombia, Ecuador, Chile, Bolivia, Argentina y Estados Unidos.
Rómulo Pizarro asegura que, actualmente, tres cárteles mexicanos tienen el control casi absoluto en nuestro país. Fuentes de la PNP confirman que el 70% del negocio lo maneja el Cártel de Sinaloa, seguido por el del Golfo y, en tercer lugar, el de Tijuana (que perdió protagonismo tras la captura de sus cabecillas en Lima).
Estos tres cárteles del país azteca, injertados con los capos de Colombia, se las ingenian para sacar el 80% de su producción vía marítima. Para gestionar los envíos no solo acondicionan buques, sino que también construyen puertos clandestinos.
“Esta situación entre firmas es más que tensa. A ello se suma la presencia de otras mafias”, comenta Pizarro. En efecto, el accionar de otros grupos crea mayor incertidumbre debido a una inminente batalla interna.
Estamos perdiendo la guerra
Sobre todo si consideramos otro rubro del narcotráfico que empieza a manifestarse en el país y que aún no tiene ‘dueño’. Se trata de la fabricación de drogas sintéticas, como el éxtasis y la metanfetamina. Los mexicanos también tendrían presencia en este mercado, al igual que los chinos. La novedad apunta a una posible incursión de la mafia rusa, experta en traficar esas pastillas. Este grupo criminal ya tiene tomada Argentina.
Gustavo Carrión Zavala, ex director de la Policía Nacional, asegura que, en cinco años, la violencia en el Perú llegaría a los niveles de México, donde unas 10 mil personas mueren al año a manos del narcotráfico. Allá, los capos lo manejan todo.
“Estamos perdiendo la guerra. La falta de una política verdadera y puntual para combatir el tráfico de drogas ha llevado al país a tener zonas liberadas, por ejemplo, en la selva. Así empezó México”, comenta el ex jefe policial.
Carrión afirma que las fuerzas del orden no tienen la capacidad logística ni profesional para enfrentar una situación como la de México. En pocas palabras, vamos rumbo a ser un narcoestado.
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