El historiador y periodista Roberto Ochoa consideró que el Festival de la Coca que se realiza en el distrito cusqueño de Pichari, en la provincia de La Convención, es una apología al narcotráfico, pues se sabe muy bien que casi la totalidad de la producción de esa zona alimenta a los laboratorios de pasta básica de cocaína.
Ochoa afirmó tajantemente que la selva nunca fue una zona cocalera y sus pueblos originarios jamás tuvieron contacto con esta hoja, tras añadir que durante el incanato, dicha zona era conocida como el “Antisuyo”, un lugar que proveía de deliciosas frutas y hermosas plumas a la realeza imperial.
La coca era de uso ceremonial exclusivo de los llamados “chamanes” y estaba prohibido su uso por el sector popular. Fue con la llegada de los conquistadores españoles que se convirtió en un instrumento de dominación de occidente, pues aquellos la distribuyeron a lo largo del antiguo Perú con el objetivo de no dar de comer a los campesinos, destacó el historiador.
Ochoa aclaró que el término “chacchar” es insultante, pues también es resultado de una visión particular desde el período de la conquista, cuando los europeos asociaron la masticación de la hoja en los indígenas con la forma de comer del chancho.