En unos cuatro años, los actuales rezagos del senderismo se podrían convertir en grupos armados organizados si el Estado Peruano no acude de inmediato a solucionar las necesidades básicas de los pobladores asentados en las cuencas cocaleras.
Lo advirtió con preocupación el representante de la Oficina de las Naciones Unidas Contra las Drogas y el Delito (ONUDD) en Perú y Ecuador, Aldo Lale-Demoz, al evaluar la situación de inseguridad que se vive en el Alto Huallaga y en el Valle del Río Apurímac y Ene (VRAE), donde las bandas terroristas pagadas por el narcotráfico intentan obstruir la lucha contra la producción y tráfico ilícito de drogas.
En algunas áreas cocaleras, la oficina del ONUDD dio a conocer que tuvo problemas para implementar los programas de cultivos alternativos. En tanto, en zonas como Yanajanca, en el Alto Huallaga, los violentistas han intentado detener, sin éxito, las erradicaciones, atentando contra el personal del Proyecto Especial de Control y Reducción de los cultivos de Coca en el Alto Huallaga (CORAH) y de la Policía Nacional.