El ganador absoluto del VI Concurso Nacional de Café de Calidad, Alfredo Yucra, conversó en exclusiva con INFOREGIÓN, sobre su trayectoria como caficultor y destacó que nació y se crío entre los cafetales que tenían sus padres en el distrito ayacuchano de Santa Rosa en el valle de los ríos Apurímac y Ene, VRAE y desde que ese entonces, a iniciativa propia, se dedicó a tecnificar su producción.
“Este premio lo hemos logrado gracias al esfuerzo que tantos años le dedicamos mi familia y yo al café que se produce actualmente en el VRAE. Nosotros somos consientes que producimos uno de los mejores cafés del mundo porque estamos a 1,800 msnm lo que le da un aroma y sabor particular”, señaló Yucra caficultor de la comunidad de San Cristóbal en el distrito de Santa Rosa, en la provincia de La Mar, Ayacucho.
Muy emocionado por el reconocimiento logrado, contó en el programa Diálogo Ciudadano de INFOREGIÓN que se transmite desde San Francisco hacia todo el VRAE, que se dedica al cultivo del café desde que tiene uso de razón y que aprendió de sus secretos de la mano de sus padres que se asentaron en el VRAE desde principios de la década de 1970.
“Mis padres se establecieron en esta zona, entonces casi inaccesible, porque el clima y el suelo eran muy favorables para la producción de un café de calidad, por su sabor y textura”, señaló el orgulloso ganador del VI Concurso Nacional de Café de calidad.
Huyendo de la violencia terrorista
Pero muy duro fue el camino que tuvo que recorrer para consolidar su producción. Cuando todo marchaba relativamente bien, en la década de los años ochenta Sendero Luminoso inició sus acciones violentistas e incursionó en la zona asesinando selectivamente a numerosas autoridades, dirigentes y campesinos acusándolos de soplones.
La situación recrudeció con las masacres de decenas de personas y el fuego cruzado que se vivía día a día por los enfrentamientos entre las huestes senderistas y las fuerzas del orden.
Esta situación generó que Alfredo Yucra y sus vecinos cafetaleros fueran desplazados forzosamente. Todos huyeron de la zona hacia Palmapampa o lugares más seguros y entonces la comunidad cafetalera de San Cristóbal se convirtió en una comunidad fantasma.
Durante casi veinte años, Yucra y sus socios cooperativistas estuvieron errantes, como gitanos de comunidad en comunidad, hasta que en el año 2000, las cosas mejoraron y aproximadamente cien familias deciden arriesgarse y retornar a sus sitios de origen para dedicarse a lo que mejor sabían hacer: producir uno de los mejores café del mundo.
“Desde entonces comencé a trabajar individualmente, con tres cuadras de producción de café y actualmente acabo de instalar otras dos. Las cosas no son auspiciosas para crecer más porque no recibimos ninguna ayuda del Estado, tampoco de la municipalidad” relata.
El Café y la conservación del medio ambiente
Yucra sostiene que por propia iniciativa y pese a sus limitados recursos económicos, viajó hacia otras zonas cafetaleras para aprenderlas nuevas experiencias de producción y entonces conoció las bondades de la producción agroforestal que consiste en utilizar a los árboles maderables como sombra temporal, aplicándola a sus cultivos de café.
Los resultados no se hicieron esperar. «Ahora tenemos ingresos inmediatos con el café, pero también tenemos asegurados ingresos a mediano plazo porque ya tenemos nuestros árboles maderables” sostuvo el agricultor.
“Yo le auguro muchos éxitos a los agricultores que cuidan el medio ambiente, porque que el café es una planta asombrosa que está íntimamente armonizada con la naturaleza y necesita de árboles para poder vivir” agregó.
Finalmente pidió mayor apoyo al gobierno para elevar la tecnificación en la producción, mayores créditos y sistema de prevención de plagas.
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