Una grata sorpresa ha generado la entrega del Premio Nobel de Ecología 2010. Esta vez el ganador es Jesús León Santos, un campesino mexicano que cuando tenía 18 años, decidió cambiar el paisaje donde vivía en la Mixteca alta, la «tierra del sol».
Casi todos los jóvenes emigraban para nunca regresar, huyendo de la vida difícil y poco atractiva , sin embargo junto a otros comuneros del lugar, Jesús León se fijó el objetivo de reverdecer los campos.
El ahora nobel de Ecología decidió recurrir a técnicas agrícolas precolombinas que le enseñaron unos indígenas guatemaltecos para convertir tierras áridas en zonas de cultivo y arboladas.
Reunió a unas 400 familias de 12 municipios, creó el Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca (Cedicam), y juntos, con recursos económicos limitadísimos, se lanzaron en la gran batalla contra el deterioro de sus tierras.
Jesús León y sus amigos impulsaron un programa de reforestación. A pico y pala cavaron zanjas-trincheras para retener el agua de las escasas lluvias, sembraron árboles en pequeños viveros, trajeron abono y plantaron barreras vivas para impedir la huida de la tierra fértil.
Luego, plantaron alrededor de cuatro millones de árboles de especies nativas, aclimatadas al calor y sobrias en la absorción de agua. Después se fijaron la meta de conseguir, para las comunidades indígenas y campesinas, la soberanía alimentaria.
Después de 25 años, el milagro se ha producido. Hoy la Mixteca alta está restaurada, ha vuelto a reverdecer, han surgido manantiales con más agua, hay árboles y alimentos. La gente ya no emigra.
El ejemplo de Jesús León es ahora imitado por varias comunidades vecinas, que también han creado viveros comunitarios y organizan temporalmente plantaciones masivas.
El Premio Ambiental Goldman
Rara vez se rinde homenaje a los héroes populares del medio ambiente, y sin embargo, cada día cobra más importancia para el bienestar de nuestro planeta el esfuerzo que dedican estos ecologistas.
Por ello Richard N. Goldman y su esposa Rhoda H. Goldman, líderes cívicos y filántropos de San Francisco, Estados Unidos, establecieron en 1990 el Premio Ambiental Goldman.
El Premio Goldman continúa hoy con su misión original de honrar cada año a héroes populares de la ecología en cada una de las seis regiones continentales habitadas del mundo: Cada uno de los galardonados recibe $150,000 dólares, el mayor premio concedido a ecologistas de base.
Para el Premio Goldman, son dirigentes «de base» aquellas personas involucradas en campañas locales que logran obtener cambios positivos mediante la participación de la comunidad o la ciudadanía en los asuntos que afectan su bienestar.
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