El narcotráfico y el terrorismo fueron temas de los cuales los candidatos del valle del Río Apurímac y Ene (VRAE) prefirieron no hablar, aunque casi ninguna agrupación política dejó de opinar sobre la producción de la hoja de coca, buscando aprovechar políticamente la situación del campesino cocalero para ganar votos a través de una defensa cerrada frente a una posible erradicación.
Incluso se dieron casos de postulantes al sillón edil que dieron a conocer sus cuestionamientos -sin plantear ideas válidas- a los cultivos alternativos que promueve el Estado.
De todo como en botica
La campaña electoral desarrollada en el VRAE estuvo caracterizada no solo por la exposición de las propuestas de los candidatos a las municipalidades distritales, provinciales y al gobierno regional de Ayacucho, sino que en los últimos tramos se vio enturbiada por los golpes bajos, panfletos difamatorios, demagogia y denuncias sobre propagandas millonarias.
El panorama electoral se fue calentado desde que las agrupaciones políticas anunciaron sus inscripciones: En la jurisdicción de San Francisco-Ayacucho se dieron 10 movimientos y partidos; 9 en Santa Rosa, 9 en Sivia y 12 en Llochegua.
En la zona de Cusco, entre tanto, participan 12 agrupaciones en Pichari, 9 en Kimbiri y 13 en Vilcabamba.
En la zona del valle del río Ene (Junín), son 12 partidos por el distrito de Mazamari, 9 en Pangoa y 6 en Río Tambo.
Una de las novedades de estas inscripciones es que la mayoría de los alcaldes que buscan la reelección están afiliados al movimiento Qatun Tarpuy, que lleva como símbolo a la hoja de coca y con la que fueron elegidos durante su primera gestión.
Debates democráticos
La otra cuestión resaltante de este proceso, es que como nunca los candidatos distritales, provinciales y regionales participaron democráticamente de una serie de debates denominados “Diálogos por el desarrollo y una cultura de paz en el VRAE”, organizados por un grupo de instituciones del Estado, con el auspicio del Programa de Apoyo para una Cultura de Paz y Fortalecimiento de Capacidades de la Comunidad Europea y las Naciones Unidas.
Estos eventos descentralizados, desarrollados en los distritos de Sivia, Santa Rosa y San Francisco, sirvieron para fortalecer el sistema democrático al servir de canal de un canal de comunicación entre los candidatos y los electores.
En cuanto a la llamada ‘guerra sucia’, aprovechando la oscuridad de la noche, un grupo de sujetos inescrupulosos regó las vías públicas con miles de volantes y panfletos denigrando a los candidatos que ciertamente lideraban las preferencias electorales en San Francisco y Kimbiri.
A estas medidas le siguieron los golpes bajos a través de los medios de comunicación, diversos panfletos difamatorios, mucha demagogia y también se vieron signos de propagandas millonarias.
En este actual proceso, también se registraron infracciones a las normas electorales, pues se pegó propaganda electoral en lugares no permitidos, como en postes, fachadas de los locales públicos -escuelas, postas, hospitales, canchas deportivas-, o en propiedades privadas y sin el permiso de los propietarios, tal como pudo constatar el Jurado Nacional de Elecciones (JNE).
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