Seis pequeños productores de alimentos peruanos, galardonados con el Ají de Plata en la feria gastronómica Mistura 2010, buscarán que sus productos nativos del campo lleguen a las mesas de todas las familias peruanas y se consoliden en el mercado internacional.
De manos de Mariano Valderrama y de Gastón Acurio, impulsores de Mistura 2010, recibieron este premio los productores del mejor café orgánico, el mejor ají, la mejor fruta orgánica, la mejor papa nativa, la mejor quinua orgánica, y el mejor cacao orgánico del país.
El premio al mejor café recayó en los representantes de la Central de Cooperativa de los Valles de Sandia (Puno), con cinco mil socios agrupados, quienes llegan con su producto estrella a Europa y Estados Unidos, donde el año pasado también fueron reconocidos.
Cuidados de la agrobiodiversidad peruana y esforzados embajadores de la peruanidad, estos hombres del campo han logrado que en el extranjero les paguen más por su café orgánico, considerado como el mejor del mundo. El quintal de este café se cotiza en el mercado internacional hasta en mil dólares.
Seguidamente, el premio al mejor ají fue para Esaú Hidalgo, un productor nacido en la selva de Pucallpa, patriarca de 12 variedades de este producto, entre ellos los ajíes “de la charapita”, el rulo morado, amarillo, rojo, y el cerezo. Incluso proyecta ofrecerlos en polvo y en encurtido, junto con otros productotes organizados.
Por su parte, recibió un Ají de Plata Genaro Miranda, productor de quinua orgánica de Puno, asociado con otros 235 productores que cultivan seis hectáreas de este cotizado producto, cuyo trabajo se refleja también en la conservación de 27 tipos de quinua. Ellos seleccionan las semillas, las siembran y las cuidan de las plagas, además de nutrirlas con abono del campo.
En tanto, la mejor papa nativa no podía estar ajena a la premiación, y esta recayó en el campesino Julco Hanco Mamani, quien se inició como hombre del campo en su adolescencia y hoy siembra y cosecha unas 200 variedades de este tubérculo oriundo del Perú.
Dentro de su amplio abanico de papas nativas figuran la yana imilla, la wanaku, la wayru y muchas otras que son la admiración de quienes saben valorar el amplio potencial de este alimento que siglos atrás salvó a Europa de la hambruna.
Finalmente, la sabrosa chirimoya de Huanangui, obtuvo el galardón a la mejor fruta orgánica en manos de Manuel Álvarez Mendoza, quien es un cuidadoso del medioambiente, al usar abono orgánico en todas sus plantaciones, incluyendo manzanas, pallares y frijol.
Para Mariano Valderrama, presidente encargado de la Sociedad Peruana de Gastronomía (Apega), existe una alianza estratégica entre los campesinos y los gastrónomos, que motiva a las nuevas generaciones de cocineros a sentir orgullo por los productos peruanos.
“Es importante ver a la gastrónoma como un instrumento inclusivo del Perú. Nos interesa que los campesinos obtengan precios justos, como premio a su constancia, su esfuerzo y al orgullo que nos hacen sentir con su trabajo”, comentó.
Por su parte, Acurio, destacó que sin el valioso aporte de estos pequeños productores los platos afamados de la culinaria peruana, como la causa rellena o el cebiche, sencillamente no existirían.
“La gastronomía es un gran vehículo de oportunidades para todos. Estos productores son los pioneros que lograr sentar las bases del desarrollo de la gastronomía que hoy estamos viviendo”, acotó.
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