Un informe del centro de control de enfermedades publicado por Emerging Infectious Diseases alerta sobre la deforestación amazónica como una de las principales causas del incremento de más del 50% de casos de malaria en seres humanos y otras enfermedades peligrosas.
Según el estudio, los grandes terrenos deforestados están llenos de grandes espacios de agua semisoleados, en los que crecen las plantas. Pero además es el lugar ideal para la reproducción de mosquitos, especialmente del Anopheles darlingi, principal vector de malaria en el Amazonas que está desplazando a otros mosquitos autóctonos no portadores.
Pero eso no es todo. La deforestación también está causando otro tipo de estragos entre los indígenas awajun, una remota tribu peruana que vive en el Amazonas.
Se trata de los frecuentes casos de rabia producidos por los desesperados ataques de murciélagos vampiro. El informe precisa que ya se han producido 500 casos de infección y 4 niños han muerto. La causa parece encontrarse nuevamente en la deforestación.
En todo el mundo tan sólo el 0,5% de los murciélagos son portadores de rabia y aunque entre los murciélagos vampiro el número es mayor, especialmente en las especies que podemos encontrar en Sudamérica, estos hematófagos prefieren la sangre de animales salvajes o de granja.
Todo parece indicar que ante la escasez de presas provocada por la deforestación, estos animales están atacando directamente a las personas.
Los científicos afirman que si rompemos el equilibrio, desencadenamos fenómenos de consecuencias incontrolables.
El Estudio advierte que la deforestación cambia el paisaje, cambia la vida de los habitantes, cambia los ciclos locales del agua (y a gran escala los globales), cambia el clima local (y global) interviniendo en el calentamiento, modifica los hábitats de las especies y consecuentemente sus costumbres, cuando no las extermina.