El analista en temas de narcotráfico y seguridad Rubén Vargas consideró que no debe sorprender la reacción de los dirigentes cocaleros de Aguaytía en contra de la erradicación de hoja de coca ilegal, más aun si se recuerda que esta parte de la selva es la de mayor crecimiento de cultivos ilegales de acuerdo con el más reciente reporte de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC).
“No nos debe sorprender mucho esa reacción de los cocaleros de Aguaytía en contra de la erradicación, más aun cuando esa zona se está convirtiendo nuevamente en el principal punto de producción de cocaína de la región Ucayali”, opinó tras recordar el reciente enfrentamiento entre cocaleros y policías antidrogas en Aguaytía.
En conversación con el programa radial Diálogo Ciudadano, que emite INFOREGIÓN los fines de semana, Vargas recordó que Aguaytía ha sido la zona de mayor crecimiento de cocales ilegales, con más de 70 por ciento de crecimiento, por lo que saludó el inicio de las labores de reducción que lleva adelante en el lugar el Proyecto Especial Corah.
“La erradicación de los cultivos ilegales siempre se ha enfrentado a las pedradas de los dirigentes cocaleros, a los insultos y a la amenazas de las organizaciones cocaleras, también a las emboscadas y a los francotiradores de Sendero Luminoso y a los ataques arteros de los intereses del narcotráfico”, estimó.
Dijo que los ataques a los erradicadores y a los policías antidrogas que resguardan su labor se explican porque “el narcotráfico ve afectados sus intereses y responde de esta manera”.
“Lo lamentable es que algunos dirigentes cocaleros y algunos personajes que se esconden detrás de la oscuridad azuzan esta violencia, empujan a los campesinos a enfrentarse a las fuerzas del orden y, obviamente, la Policía que brinda seguridad al Corah va a reaccionar [ante esto]”, señaló.
Finalmente, y con relación al reciente enfrentamiento de Aguaytía, consideró necesario que el procurador del Ministerio del Interior revise los hechos pues ya se ha conocido que los campesinos productores de la hoja de coca atacaron con armas de fuego a los erradicadores en su afán de detener las labores de reducción.