Declaratoria de emergencia en Echarate busca prevenir antes para no lamentar

“No es exagerado, lo mejor es prevenir antes que lamentar, lo mejor es ser prudente y adelantarse a temas que después pueden significar no solo críticas sino pérdidas” precisó hoy el presidente Alan García al justificar la decisión del Ejecutivo  de declarar en estado de emergencia por 60 días al distrito de Echarate, provincia de La Convención, departamento del Cusco, por los actos vandálicos registrados durante el paro microregional del sur.

En dichos actos de violencia se produjo la ruptura de una de las fibras ópticas del sistema de monitoreo de la Transportadora de Gas del Perú (TGP) en el kilómetro 117 de la carretera Quillabamba – Kiteny.

Por ello, el mandatario precisó que el Gobierno tomó está decisión ante la posibilidad de que los manifestantes bloqueen las operaciones de transporte y distribución de gas natural necesario para brindar el servicio de electricidad de Lima y el norte del país.

“No queremos que mil pobladores, que tienen todo el derecho a protestar, pongan en peligro en cualquier momento el transporte de gas que es el que alimenta las nueve turbinas a gas gracias a las cuales tenemos energía eléctrica en Lima”, agregó el jefe de Estado.

García Pérez  aseguró que en Echarate, en Quillabamba y en La Convención, se vive actualmente un clima de tranquilidad y calma, donde los pobladores tienen la libertad de movilizarse y realizar protestas, respetando las normas y el orden democrático.

“Hay tranquilidad, hay calma. Las personas en la ciudad de Quillabamba pueden movilizarse, hacer sus paros, sus protestas, eso es democrático, es lícito en la medida que no tomen edificios públicos ni bloqueen el libre transito de los demás ciudadanos”, expresó.

Anunció asimismo  que el Gobierno está trabajando con la empresa Transportadora de Gas la posibilidad de construir un gasoducto hacia Quillabamba que permita edificar una central eléctrica y una envasadora de gas en dicho lugar, como exigen los cusqueños , aunque aclaró que «eso no se puede hacer de la noche a la mañana”.

Informaciones procedentes de la zona daban cuenta que continuaban bloqueadas las carreteras de acceso a Quillabamba en tanto que los mercados de la ciudad y los comercios permanecían cerrados en una nueva jornada de protesta por la exportación del Gas de Camisea.  En la ciudad casi no hubo transporte público mientras que por precaución se mantuvieron cerradas las instituciones públicas, privadas y educativas.