El dirigente nativo de la etnia shipiba Julio Cusurichi opinó que las organizaciones indígenas no pueden avalar la tala ilegal ni propiciar la deforestación, pues su política debe estar claramente orientada a resolver el desafío de proteger y resguardar los bosques amazónicos.
En conversación con periodistas de INFOREGIÓN en Puerto Maldonado, sostuvo que las organizaciones de indígenas, como la Federacion Nativa del Río Madre de Dios (FENAMAD), no deben avalar tales prácticas que atentan contra el medio ambiente.
Fue en referencia a una declaración de representantes del Instituto Nacional de Desarrollo de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (INDEPA), que acusaron a varios nativos y a la actual dirigencia de FENAMAD de complicidad al estar permitiendo la tala ilegal en la reserva de Madre de Dios.
Durante la conversación exclusiva con el programa Diálogo Ciudadano, que se emite vía Radio Aurora en coproducción con INFOREGIÓN para Puerto Maldonado, Mazuko y Huepetuhe, en Madre de Dios, el dirigente agregó que no se puede negar que se da la tala ilegal en las reservas indígenas y en las áreas naturales protegidas, como ocurre en el Alto Purus.
Cabe señalar que la tala desmesurada de caoba ha causado grandes perjuicios en el país, y que a pesar de que Perú ha prohibido la explotación de este árbol, protegido por la Convención de Comercio Internacional de Especies Amenazadas, es muy díficil controlar su comercio.
Curisichi también dijo que las comunidades deben seguir exigiendo al gobierno central asumir su compromiso de aplicar una protección efectiva a los recursos amazónicos, pues hasta ahora no lo hace. Dijo que, por el contrario, ha fusionado al INDEPA dentro de una oficina reduciendo sus alcances, cortando su coordinación con las comunidades y haciendo que se incumpla lo que estipula la ley .
Como se recuerda, Cusurichi encabezó en el 1992 una campaña que llevó a la creación de una reserva territorial en la región de Madre de Dios, y ahora defiende a otros grupos indígenas que decidieron vivir lejos de la civilización, denominados «no contactados» o «pueblos en aislamiento voluntario». Estos indígenas viven en las zonas más inaccesibles y evitan cualquier contacto con el mundo exterior.