Gisela Luján Andrade, investigadora de la sección Perú de la organización internacional Monitoreo de Minas Terrestres, alertó sobre el efecto de las trampas explosivas que han causado heridos entre el personal del CORAH en Yanajancas, calificándolas como criminales.
Tarde o temprano, estos explosivos camuflados entre los arbustos y distribuidos en el campo, provocarán víctimas entre los niños y campesinos de la zona, que podrían quedar ciegos o perder un brazo o una pierna, e incluso morir desangrados.
La experta resaltó el efecto indiscriminado de estos dispositivos, que también provocan graves problemas psicológicos.
Luján Andrade invocó a la sociedad civil a expresar su protesta ante estas tácticas mortales, mantenerse alerta ante la aparición de nuevos casos, pedir prontas medidas para neutralizar sus efectos, y rechazar su utilización en todos los niveles.
“Las minas y trampas explosivas son una amenaza muy seria, y deben llamar a la reflexión a quienes las usan”, puntualizó.