Una emboscada de un grupo armado dejó al menos 10 policías federales muertos en el estado mexicano de Michoacán, en medio de un repunte de la violencia vinculada al narcotráfico. El gobierno explicó que las matanzas registradas en los últimos días en México se deben a «las tradicionales rivalidades» y las disputas territoriales que libran las organizaciones del crimen organizado.
La emboscada contra un convoy de policías que se desplazaba por una carretera desde Ciudad Hidalgo, en Michoacán, hacia la Ciudad de México, ocurrió en una zona conocida como Lengua de Vaca del municipio de Zitácuaro, en el occidente de México.
Varios integrantes del grupo armado perdieron la vida o resultaron heridos, pero sus cuerpos fueron retirados del lugar por los propios atacantes. La emboscada derivó en varios enfrentamientos en el centro y en la periferia de Zitácuaro, en los que también participaron soldados para controlar la situación.
La secretaria de Seguridad Pública de Michoacán, Minerva Bautista, salió increíblemente con vida de una emboscada en abril en la cual su camioneta recibió más de 350 impactos de bala de diferentes calibres y esquirlas de granadas.
La ola de violencia del narcotráfico ha ido en aumento desde el 2006, cuando el presidente Felipe Calderón lanzó una campaña militar contra los poderosos cárteles de la droga que comenzó en Michoacán, su estado natal. Unas 23,000 personas han muerto por la violencia del narcotráfico desde que el mandatario lanzó su cruzada.
De acuerdo con cifras de medios locales, el viernes de la semana pasada fue el día más violento en la gestión del mandatario con unos 70 fallecimientos, 19 de ellos en un ataque contra un centro de rehabilitación para drogadictos en el estado de Chihuahua, fronterizo con Estados Unidos.
Las matanzas registradas en los últimos días en México se deben a «las tradicionales rivalidades» y las disputas territoriales que libran las organizaciones del crimen organizado, dijo hoy la Secretaría (ministerio) de Gobernación.
Gobernación recordó que durante décadas las bandas criminales se dedicaron exclusivamente al tráfico de drogas hacia Estados Unidos, pero desde mediados de los años noventa comenzaron a diversificar sus actividades delictivas, mediante la búsqueda de un mercado de consumo, particularmente entre los jóvenes mexicanos.
Esto implicó un cambio sustancial en la actividad de los criminales, que comenzaron a tratar de controlar sus propios mercados, a las autoridades y a los ciudadanos de manera muy violenta.
Con este fin aumentaron sus acciones de fuerza para intimidar no solo a los rivales, sino a las autoridades y a la sociedad, lo que provocó que se elevara el número de delitos como la extorsión y el secuestro.