Perro antidrogas ‘Caracha’ ayudó a encontrar megalaboratorio de drogas a 300 metros de zona urbana

Gracias a la habilidad de ‘Caracha’, un can adiestrado en la ubicación de drogas, un grupo de efectivos policiales logró hallar un megalaboratorio de producción de pasta básica de cocaína instalado por mafias de narcotraficantes a sólo 300 metros del centro poblado Huáscar, ubicado al noroeste de Tingo María.

De acuerdo a fuentes policiales, los inescrupulosos sujetos que trabajan para el narcotráfico mantenían amenazados de muerte a muchos pobladores de la zona.

Los narcotraficantes, conocidos como ‘Pacho’ y ‘Wicso’, tenían atemorizada a gran parte de los habitantes del centro poblado Huáscar, ubicado dentro de la jurisdicción de Supte-San Jorge y mantenían muy cerca del lugar un laboratorio de drogas que aún no había sido ubicado.

Delincuentes dejaron abandonados once kilos de droga líquida en una galonera
Delincuentes dejaron abandonados once kilos de droga líquida en una galonera

Para el rastrillaje en la zona mencionada, los agentes del Departamento de Operaciones Tácticas Antidrogas (DEPOTAD) de Tingo María decidieron utilizar un perro adiestrado en la ubicación de droga a fin de asegurar el éxito de la operación policial.

«Caracha» perro antidrogas

La habilidad del can antidrogas, llamado ‘Caracha’, permitió la rápida detección de las ilícitas instalaciones.

Una vez que llegaron al lugar mencionado, los agentes del orden descubrieron que no se trataba de un simple laboratorio, sino que tenía grandes dimensiones y estaba aprovisionado con muchos kilos de insumos químicos, entre kerosene, ácido sulfúrico, cal, sal y carbonato de sodio.

El megalaboratorio tenía una trocha de acceso que partía desde el sector izquierdo de una Iglesia Evangélica y toda la población conocía de su existencia.

La presencia policial hizo huir rápidamente a los narcotraficantes, que dejaron abandonados once kilos de droga líquida en una galonera.

El fiscal Daniel Jara Espinoza dispuso la destrucción de las instalaciones, que echaba sus desechos al río Huáscar, mientras que los gases que emanaba en el proceso de transformación de la droga llegaban fácilmente a los pulmones de los estudiantes y la población en general.