Con espíritu de alcahuetería

En un artículo publicado hoy en el diario La República, y que reproducimos a continuación, el periodista Augusto Álvarez Rodrich sostiene que, además de la iniciativa de DEVIDA para evitar que el narcotráfico siga infiltrando a la política a través del financiamiento oculto de candidatos, también debería promoverse un esfuerzo más amplio con el fin de avanzar hacia una mayor transparencia en la identificación de los recursos que utilizan los que aspiran a ser elegidos por el pueblo para llegar a un puesto público.

Junto con la preocupación justificada de Devida para evitar que el narcotráfico siga infiltrando con facilidad a la política a través del financiamiento oculto de candidatos, también debería promoverse un esfuerzo más amplio con el fin de avanzar hacia una mayor transparencia en la identificación de los recursos que utilizan los que aspiran a ser elegidos por el pueblo para llegar a un puesto público.

Una nueva expresión de este problema se puede comprobar en los emails chuponeados por Business Track que anteayer publicó el diario La Primera, el cual ofrece indicios de que el sector privado debería tomar la iniciativa en el espinoso terreno del financiamiento encubierto de campañas electorales.

Dicho diario presentó un intercambio de emails del año 2005 entre  Vicente Silva Checa –procesado por la venta de Cable Canal de Noticias a Vladimiro Montesinos– y Cristina Kallop, esposa del entonces propietario de Petrotech. Ahí, el lobista le solicita ayuda económica para un candidato aprista:

“4- Genaro Velez candidatea por Lambayeque. Quimper le pidio a Rosie ayuda para el. Si a Bill le parece es una ayuda util, siempre y cuando cualquier colaboracion sea entregada directamente. 5. Igualmente, Quimper insiste en una reunion con Alan, que quiere tratar con Maju en tu casa. Lo peor en politica son aproximaciones en ese espiritu de alcahueteria. Si Bill quiere conocer a Alan, que vaya a tu casa, un trago o almuerzo corto y listo” (sic).

Es evidente que se trata de una situación en las que candidatos políticos son aproximados por operadores que los contactan con empresas dispuestas a financiar sus campañas.

Una empresa que dona dinero a un candidato no lo hace imbuida de un espíritu altruista sino en busca de ayudar a alguien que después la ayudará. Asimismo, un candidato que acepta estas contribuciones sabe a qué se mete y que, como el cañoncito de Ramón Castilla, tarde o temprano disparará. Y al medio hay un intermediario que sabe que va a haber un pase de dinero y busca que algo de eso acabe en su bolsillo.

Mientras ocurren ese tipo de transacciones –que no dejan de tener algún parecido con el meretricio–, el gran estafado es el ciudadano que vota por candidatos creyendo en sus promesas y que actuarán en su beneficio, cuando en realidad estos ya le entregaron su voto a otro.

Confiep debería promover que la empresa privada se comporte con más altura en la próxima elección, que no financie de manera subterránea y que no siga contribuyendo a esta gran cuchipanda que es la política peruana.