El incremento del consumo de drogas, especialmente en las llamadas ‘zonas cocaleras’, afecta negativamente el crecimiento económico de las ciudades, pues genera situaciones de violencia e inseguridad ciudadana que ahuyenta la inversión y empobrecen a la población.
Cabe recordar que hasta hace veinte años se consideraba al Perú como un país productor y exportador de drogas, y muchos decían que el consumo no era nuestro problema. Desgraciadamente, la Segunda Encuesta Nacional de Escolares sobre el consumo de drogas da cifras alarmantes: la edad de inicio se ha reducido a los 13 años, por un lado, y unos 190 mil estudiantes se inician en el sexo bajo el influjo del alcohol y las drogas.
Durante una entrevista con el programa Diálogo Ciudadano de Radio Aurora de Puerto Maldonado (96.7 FM) una coproducción con INFOREGION, El coronel PNP (r) Juan Briceño, experto en seguridad ciudadana, dijo que el consumo de drogas tiene dos aristas, el primero de ellas el daño a la persona, especialmente los jóvenes que caen en las garras de la drogadicción y sufren la pérdida de valores humanos, rendimiento familiar y lazos familiares.
Un segundo enfoque es la violencia que obliga a los adictos, escasos de dinero, a cometer robos y asaltos para disponer de recursos que les permitan cada vez mayores dosis de droga. A esto se suman la multiplicación de las mafias que controlan la microcomercialización en las calles, que empiezan a disputarse las zonas de la ciudad, incrementando la inseguridad ciudadana.
“Todo esto va a generar un clima que ahuyenta al turismo, encarece los costos de seguridad en las empresas y negocios pues deben contratar vigilancia privada o rejas adicionales, y afecta la competitividad de las ciudades con todos los problemas que eso conlleva”, agregó.
Más vale prevenir
Briceño agregó que en el aspecto preventivo, el colegio, los amigos y sobre todo la familia juegan un rol fundamental, con el deber de mantenerse alerta ante cualquier situación de riesgo, como la presencia de malos elementos y el cambio de actitudes en los menores de edad.
“Algunos síntomas son bajo rendimiento escolar, desgano y conducta evasiva respecto a los padres y amigos. El chico se siente como avergonzado pues es consciente que está cometiendo algo que daña su salud. Son los primeros indicios que nos deben animar a hablar y orientarle para descubrir sus problemas y ayudar a solucionarlos”, agregó.
El ex jefe del Escuadrón Verde también dijo que es importante recordar, en esta etapa electoral, el papel de las autoridades municipales, que no solo tienen la facultad sino la obligación de dirigir todos los esfuerzos preventivos en el tema del consumo de drogas.
Quienes son los llamados a coordinar todos los esfuerzos son los gobiernos locales, mientras que toca a los ciudadanos exigir a los candidatos a que incluyan el teme en su plataforma política, y de resultar elegidos, que lo cumplan, puntualizó.
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