Luego de tres intentos fallidos, las autoridades judiciales, apoyadas por la Policía Nacional, lograron que se cumpla la orden de desalojo de un grupo de familias que por varios años ocupó un terreno que se convirtió en el asentamiento humano 9 de Agosto, ubicado en el centro poblado Castillo Grande.
Pese a que en varias oportunidades habían sido notificados para que abandonen el terreno que ocupaban ilegalmente, los invasores permanecieron en el lugar, se atrincheraron y amenazaron con actuar violentamente si insistían en desalojarlos.
El tercer intento de desalojo de los pobladores del asentamiento humano 9 de agosto fue exitoso pese a que algunos conocidos dirigentes de otros asentamientos humanos los azuzaron y les garantizaron su apoyo, y además trasladaron a más invasores desde otros lugares. Estas personas llegaron provistas de objetos contundentes, armas punzocortantes y hasta balones de gas.
Desde las primeras horas de la mañana, un fuerte contingente policial fue desplegado hacia el lugar con la orden de hacer cumplir la disposición judicial.
También se trasladó hasta la zona maquinaria pesada para remover cualquier obstáculo. El diálogo inicial no prosperó y los dirigentes que azuzaban a la población se pusieron más irascibles.
Ante esta situación, a las autoridades no les quedó otra opción más que hacer prevalecer el principio de autoridad e iniciar el desalojo. Los pobladores opusieron resistencia y los agentes policiales utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.
El enfrentamiento entre los pobladores y los efectivos policiales se prolongó por más de media hora. El resultado fue cinco policías heridos con contusiones y cortes, según corroboró el general PNP Marlon Savitzky Mendoza, jefe del Frente Policial Huallaga.
Mientras que algunos pobladores también quedaron heridos. Cerca de media docena de manifestantes fueron detenidos, uno de ellos fue identificado como Miguel Gabino Reyes, comerciante y ex candidato a la alcaldía de Castillo Grande, quien resultó detenido por atacar personalmente con una enorme piedra al operador del cargador frontal que fue llevado hasta el lugar.
Finalmente, las autoridades lograron su cometido y los pobladores fueron desalojados del terreno que ocupaban, aunque se prevé que necesitarán de vigilancia permanente para que no vuelva a ser ocupado por los invasores.
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