Los Sánchez Paredes figuran implicados en drogas según atestado de 1980

En informe del diario La República que reproducimos a continuación, se  da cuenta del termino de la investigación  por lavado de dinero a la familia Sanbchez Paredes, realizada por efectivos de la DIRANDRO  y que concluyó dando cuenta que existen indicios de que el grupo empresarial norteño tuvo vínculos con el narcotráfico.

La República. El Grupo Especial de la Dirección Antidrogas, DIRANDRO, que desde hace más de dos años investiga por presunto lavado de dinero a la familia Sánchez Paredes, dio por terminada su labor y concluyó que existen indicios de que el grupo empresarial minero originario de La Libertad mantuvo relaciones con el tráfico de drogas al menos desde 1980.

Fuentes policiales antidrogas dijeron a La República que el voluminoso expediente acopiado durante las indagaciones será entregado este lunes a Jorge Chávez Cotrina, fiscal especializado en crimen organizado, para que formule denuncia y eventualmente ordene las acciones judiciales correspondientes.

En diferentes ocasiones la familia Sánchez Paredes ha negado cualquier forma de vinculación con el narcotráfico.

El pasado 5 de febrero, la Cuarta Sala Penal para Reos en Cárcel dispuso que el fiscal Jorge Chávez archivase la investigación seguida a los hermanos Orlando, Alfredo y Silvia Sánchez Miranda, hijos de Santos Sánchez Paredes.

Sin embargo, la investigación continuó y la policía antidrogas pudo hacer un importante hallazgo.

El 9 de marzo de 1980, la entonces Policía de Investigaciones del Perú, PIP, intervino a los narcotraficantes Aníbal Mascaro Pérez, Rolando Quispe Pariona y Víctor Rodríguez Canchaya, quienes habían llegado procedentes de Huancayo con 4.6 kilos de pasta básica.

Al ser interrogados, los individuos confesaron que la droga iba a ser entregada a César Calderón Ruiz y este a su vez sindicó a su cuñado Pedro Blanco Aguilar como el que negociaba la droga.

Pedro Blanco fue detenido en el interior de su domicilio ubicado en la avenida Las Artes, en San Borja. Él sería la persona encargada de precisar quiénes eran los cabecillas de la organización.

En su declaración, Blanco afirmó que los hermanos Santos y Segundo Sánchez Paredes eran los cabecillas de la organización del narcotráfico que se dedicaba a procesar pasta básica, según consta en el atestado Nº 116-DIE, suscrito el 26 de marzo de 1980 por el mayor PIP Víctor Rodríguez López y el capitán Leoncio Cuenca Castañeda.

De acuerdo con fuentes de la policía antidrogas, el documento había desaparecido de los archivos del Poder Judicial, y su recuperación permite establecer que los Sánchez Paredes aparecen implicados al narcotráfico desde hace 30 años.

Canta el narco

Según el atestado, el narcotraficante Pedro Blanco declaró que mantuvo vínculos con los hermanos Santos Orlando y Segundo Manuel Sánchez Paredes en actividades de TID (tráfico ilícito de drogas) durante 1978 y 1979.

Pedro Blanco se desempeñó en la organización como administrador de los camiones de los Sánchez Paredes que traían de Tingo María a Lima cargamentos de plátano con droga camuflada.

“En diferentes oportunidades, tanto Santos Orlando Sánchez y su hermano Segundo Manuel Sánchez cargaban las bolsas de PBC en un automóvil Dodge Polara color verde, el que llevaban hasta Chosica y descargaban en el inmueble del jirón Las Magnolias 210, Urbanización Santa María, donde todo era entregado a un sujeto conocido como ‘Chiche’ o ‘Pique’, cuyo nombre es Tomás Castillo Calderón, el mismo que se encargaba del secado de la PBC”, indica el valioso documento.

Además se precisa que por su trabajo en la organización de los hermanos Sánchez Paredes,  Blanco recibía 1 millón 500 mil (soles) por cada 100 kilos de PBC que almacenaba.

Pedro Blanco también dijo que ha vendido directamente PBC a los hermanos Sánchez Paredes hasta por un total de 40 kilos, cobrando 700 mil soles por cada kilo y cuya entrega la hacía en un garage de Ate-Vitarte, que era propiedad de los Sánchez Paredes y donde la policía incautó varios vehículos.

Despachó al extranjero

Para los efectos del TID (tráfico ilícito de drogas), Blanco acordó con los hermanos Sánchez Paredes comunicarse por intermedio del teléfono 460630, que era atendido por la tía de ellos (Mercedes Paredes Pérez).

Para la PIP había abundante información que demostraba que los hermanos Orlando y Segundo Sánchez Paredes conformaban una organización internacional dedicada al tráfico ilícito de drogas.

Según la policía antidrogas, este caso no es aislado. En 1982 Perciles Sánchez Paredes, hermano de Orlando y Segundo, fue implicado en narcotráfico pero absuelto. Y en 1988, Simón Sánchez Paredes, otro hermano de Orlando y Segundo, fue asesinado en un ajuste de cuentas en diciembre de 1988, en una laboratorio de procesamiento de cocaína en México.

Las autoridades judiciales resolverán si el atestado de 1980, por primera vez revelado por La República, contribuye o no en determinar la responsabilidad de los Sánchez Paredes.

Claves

DOBLE IDENTIDAD. Orlando y Segundo usaban también los nombres falsos de Segundo Baltazar Zapata Ruiz y Jorge Carpio Maldonado. Ambos fueron declarados como no habidos en la investigación policial.

TESTIGO. Neptalí Pereda Barrientos, el guardián del depósito de vehículos de Ate-Vitarte de propiedad de los hermanos Sánchez Paredes, dijo: “Santos Orlando se hacía pasar como Jorge Carpio Maldonado y en una oportunidad, en su ausencia, lo fueron a buscar con ese nombre.

Al indicarle sobre lo sucedido me dijo que cualquier encargo que vengan a traerle con dicho nombre lo reciba”. También señaló que sabía que Wilmer Sánchez Paredes estuvo involucrado por tráfico ilícito de drogas.