Por increíble que parezca, municipalidades distritales y provinciales en los valles del Alto Huallaga y de los ríos Apurímac y Ene, zonas donde es necesaria la inversión en proyectos que beneficien a las comunidades que allí habitan y que en muchos casos coexisten con el narcotráfico y el terrorismo, han dejado de gastar S/. 26 y S/. 110 millones, respectivamente, del presupuesto institucional modificado asignado por el gobierno a estas jurisdicciones, según información recogida del Ministerio de Economía y Finanzas por el especialista en temas de desarrollo Dennis Pereyra.
Así, Pereyra detalló que en el caso de los municipios del Alto Huallaga – y tomando como referencia las doce municipalidades de la provincia de Leoncio Prado y las municipalidades distritales de Tocache y el Monzón – solo se han gastado S/. 49 millones 450 mil de los S/. 75 millones 762 mil asignados por el gobierno para la ejecución presupuestal del año 2009, lo que equivale aproximadamente al 70%.
Detalló que, por ejemplo, la municipalidad de Shunte ha invertido más del 80% del presupuesto institucional modificado, seguida de la de Uchiza con más del 78% del gasto, gobiernos que dejan rezagados a los del Monzón, que solo ejecutó el 51.5% de su presupuesto y Luyando, con 50.5%.
«A solo 20 días de cerrar el año, hay una preocupación muy grande y hay algunos factores que han incidido para que en el Alto Huallaga no se haya llegado a un nivel mayor del gasto», comentó en conversación con el programa radial Diálogo Ciudadano que produce y emite INFOREGIÓN.
Los cien millones que no se invirtieron en el VRAE
Sobre el caso de la ejecución presupuestal en el valle de los ríos Apurímac y Ene, VRAE, el economista Pereyra consideró que la situación en esta parte del país es más complicada, pues de los mas de S/. 310 millones 505 mil comprometidos por el Estado, solo se gastaron S/. 200 millones 226 mil durante el 2009, lo que deja un monto de más de S/ 110 millones sin invertir en distritos donde la inversión es precisamente lo que se necesita para derrotar al terror de Sendero Luminoso y al narcotráfico.
Dijo que, al analizar a las 15 municipalidades que conforman las cuatro provincias que circunscriben el valle de los ríos Apurímac y Ene, se puede indicar que el ranking de las 15 municipalidades que mejor gastaron lo encabezan la distrital de Kimbiri (Cusco) con 81.7%, seguida de Pichari (Cusco) con más del 70%.
En cuanto a los municipios que salen «jalados» en este ranking, Pereyra dijo que entre ellas se encuentran la de Chungui con apenas 30.5%, la de Mazamari con 36.7%, la de Ayahuanco con más de 39% y Sivia y Llochegua que no pasan del 50.1 y 52.8, respectivamente.
«Estas municipalidades están jaladas y también la de Santa Rosa y Vilcabamba que están debajo del 60% cuando lo ideal debería ser mínimo un 80% de ejecución», indicó.
El experto tingales indicó que las razones que no permiten la correcta ejecución del presupuesto son al menos tres: «la incapacidad de gasto de los gobernantes locales debido principalmente a la improvisación en la contratación de funcionarios encargados del gasto, los propios alcaldes que antes de pasar a ser candidatos deberían pasar por una escuela de gobernabilidad, y la sociedad civil, que está muy débil para poder exigir transparencia y rendición de cuentas a los gobernantes».
Asimismo, advirtió que sobre el monto efectivamente gastado debe hacerse un seguimiento pues en varios casos una gran parte de lo desembolsado se ha ido a gasto corriente, es decir, al funcionamiento de la entidad municipal, como por ejemplo el caso del municipio de Rupa Rupa (Tingo María), donde más del 80% dele presupuesto se ha destinado a este fin y solo el 20% a proyectos y obras en favor de las comunidades y caseríos del lugar.
Los comentarios están cerrados.