La revista Caretas presentó en su edición de esta semana un reportaje sobre lo que llamó «inversión extranjera» en el negocio del narcotráfico en el valle de los ríos Apurímac y Ene, VRAE, zona convulsionada en la que capitales panameños, brasileños y ecuatorianos se multiplican mientras envenenan a la población mundial. A continuación, reproducimos el reportaje de Caretas
Narcotráfico :::: “Inversión extranjera” de panameños, brasileños y ecuatorianos en el boyante negocio de la droga en el VRAE.
Cayó el más grande acopiador de cocaína en el VRAE. Así lo anunció el general Ítalo Perochena, quien el martes 29 confirmó la captura de José Manuel López Quispe, alias “Papitas”, intervenido en el distrito de Sivia, Ayacucho.
“Papitas” es en realidad el hilo de una madeja que revela la apertura del narcotráfico a nivel multinacional. Según las investigaciones policiales, él se encargaba de acopiar la droga para vendérsela a ecuatorianos que, a su vez, respondían a un panameño.
Los carteles mexicanos ya no juegan solos en el VRAE.
Perochena descubrió dos organizaciones internacionales en trabajo coordinado con un grupo de oficiales de la policía y los tres institutos armados que integran el llamado Comité Operacional de Inteligencia Táctica, COIT, instalado el último 18 de setiembre.
La policía tiene identificados a 30 “clanes familiares” dedicados al acopio y producción de cocaína.
La zona no se enfría. El chofer que colaboraba con el equipo periodístico de la agencia de prensa InfoRegión en el VRAE, Filomeno Enciso Quispe, fue encontrado muerto cerca a la base antidrogas del centro poblado de Palmapampa el 5 de noviembre pasado. La policía señaló que los autores del crimen son narcotraficantes.
Según los sabuesos del COIT, un panameño identificado como Samuel Harari Moreno montó una red en el VRAE y designó a los ecuatorianos Pedro Bejarano Alvarado y Daniel Hernández Barreto para administrar los millonarios fondos destinados al acopio. Ambos tienen un extenso prontuario.
Bejarano y Hernández lograron escapar de los agentes de la Dirandro el pasado 29 de marzo del 2008. En el operativo fueron capturados cuatro peruanos que custodiaban dos toneladas de cocaína próximas a ser enviadas a Holanda repartidas en dos inmuebles, uno en La Molina y el otro en Callao.
El principal acopiador era “Papitas”, quien ya había purgado prisión luego de ser sorprendido en el 2004 con media tonelada de cocaína en Comas. Junto con el colombiano Jaime Gaviria Vásquez trabaja para el panameño Harari y manejaba una red de ocho acopiadores y medio centenar de transportistas, pelotones de seguridad y comerciantes de fachada (Ver organigrama policial). Pasaba por próspero empresario dedicado a la compra y venta de autos usados. “Papitas”, natural de Satipo, registra numerosos viajes a Ecuador.
La otra organización descubierta estaría financiada por un brasileño. Fuentes de la COIT aseguran que es propietario de una flota de pequeños aviones que surcan la selva amazónica del Brasil hacia Surinam, con el objetivo de embarcar la cocaína a Europa.
En el VRAE trabaja con el clan “Pajacho”, dirigido por Sósimo Téofanes Bermudo Crespo y Cecilia Elizabeth Malafaya (ver organigrama).
Bermudo Crespo, alias “Pajacho”, es otro prontuariado que trabajó para carteles mexicanos. En junio del 2002 la policía antidrogas lo capturó en un laboratorio de cocaína en el caserío Santa Rosa. Su cómplice, un colombiano identificado como Lemos Suares, delató a los integrantes de una compleja red de 36 narcotraficantes del Cartel de Tijuana, que operaban en Lima, Chimbote y el VRAE.
“Pajacho” volvió al VRAE en el 2004. En la Reniec figura como fallecido, pero su presencia en la zona fue detectada el 21 de setiembre último. Lo ubicaron en el centro poblado de Mantaro, entre los límites de Cusco, Junín y Ayacucho, y fueron en busca de él con una patrulla combinada de 50 efectivos entre policías y militares. Los 500 pobladores del caserío impidieron la captura de “Pajacho” tras un enfrentamiento que dejó un policía y tres civiles heridos.
Los comentarios están cerrados.