(Fernando Rospigliosi) A pesar del rotundo fracaso, los ineptos mandos militares se niegan a admitir el descalabro de su estrategia en el VRAE. ¿Cuántos muertos más tienen que haber?
Como una historia que se repite una y otra vez, el jueves 5 los terroristas atacaron una de las malhadadas bases ubicadas en Vizcatán, mataron a un soldado e hirieron a otros 4.
Luego de eso, salieron los voceros del gobierno a decir lo que siempre expresan después de cada ataque que cuesta vidas al Ejército: que en toda guerra hay bajas, que eso es una muestra de que se está avanzando, que muy pronto se verán los resultados de la brillante estrategia que están aplicando.
La noticia dura un día o dos, luego todo el mundo se olvida del asunto… hasta la próxima emboscada o el siguiente ataque a una base.
El asunto es que la desastrosa estrategia militar aplicada por los militares en el VRAE cumple tres años el próximo mes, y el plan “Excelencia” ya tiene 16 meses, tiempo más que suficiente para evaluar su pertinencia y medir sus efectos.
SL EN OFENSIVA, MILITARES A LA DEFENSIVA
Los resultados están a la vista:
Más de medio centenar de muertos del lado de las fuerzas del orden y decenas de heridos;
Un helicóptero derribado;
Ni un solo cabecilla terrorista capturado o abatido (según versiones oficiales, sin confirmación, algunos atacantes caídos);
Fortalecimiento de Sendero Luminoso que ha incrementado su arsenal aproximadamente en un 40% con las armas robadas al Ejército;
Crecimiento del número de las columnas senderistas, cosa que no ocurría hace muchos años, producto del atractivo de las continuas victorias y ninguna derrota de los terroristas;
Moral alta de los senderistas y muy baja de las fuerzas del orden, que ahora están totalmente a la defensiva, ya no patrullan y se encierran en sus bases a esperar el próximo ataque.
ESPERANDO UN MILAGRO
Después de tantos reveses, los incompetentes mandos militares han reducido al mínimo las patrullas y se han recluido para evitar emboscadas como la de Sanabamba (abril 2009) o Tayacaja (octubre 2008) que costó cada una la vida de 15 militares y numeroso armamento capturado por las bandas terroristas.
El ministro de Defensa, Rafael Rey, lo ha reconocido elípticamente, cuando dice que “mientras no tengamos los equipos totalmente adecuados para combatir con mayor eficacia no vamos a arriesgar inútilmente la vida de nuestro soldados”. (Andina, 25.10.09). No arriesgar implica no patrullar ni buscar a los terroristas.
El motivo que se expresa es absurdo, que no tienen los equipos necesarios. ¿¡Tres años después de iniciado el plan VRAE no tienen los equipos!? ¿Dónde están los cientos de millones de soles que se han asignado a las Fuerzas Armadas, adicionales al presupuesto ordinario? Si no tenían los equipos, ¿por qué iniciaron esas operaciones tan descabelladas?
Ahora pareciera que están apostando todo a la magia de los nuevos equipos y a los milagros que pueda obrar el asesor israelí Baruch Ziv.
BASES Y OCUPACIÓN
Lo que no quieren reconocer explícitamente los militares es que fue un craso error pretender ocupar el VRAE, y en especial Vizcatán, con bases que no sirven para nada y representan una sangría permanente.
Repito ahora lo que he dicho desde el comienzo de esa absurda operación. En un debate con Gustavo Gorriti en la revista Poder afirmé:
“Tratar de ocupar Vizcatán es una de las estupideces más impresionantes que se han cometido en casi tres décadas de guerra contrainsurgente. (…) Una guerra como esta no se gana ocupando posiciones, sino quitándole sustento y destruyendo al enemigo. Para ello se requieren algunas bases, como es obvio, pero es un error dispersar las fuerzas en muchas pequeñas bases, la mayoría de las cuales no sirven sino para ofrecer un blanco a los senderistas.”
Y añadí que “es un error pretender ocupar Vizcatán porque es el terreno más propicio para SL. Es elemental que se debe buscar el terreno más favorable para las propias fuerzas y el más desfavorable al enemigo para dar la batalla. Los ineptos mandos militares lo han hecho al revés”. (“¿Cómo recuperar el VRAE?”, 18.5.09).
Ahora, según ha reconocido el ministro, los militares ya no patrullan. Si las bases no sirven para enviar desde allí a las patrullas, ¿cuál es su utilidad entonces?
En suma, no sirven para nada pero son un blanco estático fácil para los terroristas que, ocultos en la maleza, las hostigan cuando quieren, matando e hiriendo soldados. Y esperan que venga el helicóptero para tratar de acertarle. Así, no tardarán en derribar otro.
Abastecer las bases es una pesadilla, por tierra o por aire.
¿Por qué las mantienen? Solo para no reconocer que se equivocaron.
Las alternativas son conocidas: 1) inteligencia; 2) recompensas; 3) fuerzas especiales.